Allende, Salvador

Allende, Salvador

Valparaíso, 1908 - Santiago (Chile), 1973

Salvador Allende Gossens entró en contacto con el pensamiento socialista desde su primera juventud, cuando militaba en política estudantil. Una vez concluido el servicio militar, cursó la carrera de medicina en la Universidad de Chile (UC). Allí participó del movimiento de izquierda Avance, del cual sería expulsado por apoyar prácticas consideradas democráticas. En 1933 fundó con otros compañeros el Partido Socialista, en el que militaría durante toda su vida. Cuatro años después participó de la campaña parlamentaria y apoyó la campaña presidencial de Pedro Aguirre Cerda. Tras la doble victoria fue nombrado ministro de Salud y optó por renunciar a su banca en el Poder Legislativo de Valparaíso. Escribió el libro La realidad médico-social chilena y en 1941 viajó a Perú, donde se reunió con militantes de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA). Al año siguiente asumió la Secretaría del Partido Socialista.

Tras su experiencia en el Poder Ejecutivo, fue electo como miembro del Senado en 1945, 1953, 1961 y 1969 por diferentes regiones. Su desempeño en el Poder Legislativo se caracterizó por la defensa del socialismo moderado y la soberanía nacional, y también por el combate contra la desigualdad, el imperialismo y los oligopolios. Otra postura que lo acompañó toda la vida fue su internacionalismo, del que dan testimonio sus viajes a la Unión Soviética y otros países del bloque socialista. En 1959 viajó a Cuba, donde reconoció los méritos de la Revolución Cubana, y posteriormente denunció el bloqueo de los Estados Unidos. Tuvo amistad con Fidel Castro y diálogo con Ernesto Che Guevara. Fue a recibir a los guerrilleros sobrevivientes del grupo del Che en la frontera con Bolivia para garantizar su integridad física, y en 1968 encabezó la delegación chilena en el encuentro de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS).

Adversarios

Mientras la carrera política de Allende ascendía sin pausa, sus enemigos se fortalecían. El más visible de sus adversarios era la prensa conservadora, liderada por el diario El Mercurio, medio que, según una entrevista al líder socialista, representaba a los bancos y monopolios. Allende tuvo un intenso enfrentamiento con Agustín Edwards, dueño del Banco Edwards y mayor accionista de ese diario. Los sectores vinculados al capital extranjero también eran conscientes de que defendía posiciones contrarias a sus intereses.

Allende recibe la banda presidencial (Biblioteca del Congreso Nacional de Chile)

Allende fue derrotado tres veces antes de ser electo presidente. La primera en 1952, contra el general Carlos Ibáñez, oportunidad en que los comunistas se aliaron con facciones socialistas. La segunda, en 1958, tras la reunificación de los partidos socialistas –hecho que fortaleció las alianzas con el Partido Comunista y otros movimientos como la Acción Popular Independiente (API) en el marco de la coalición Frente de Acción Popular (FRAP)–. Allende conquistó el segundo lugar, con apenas 35.000 votos de diferencia con Jorge Alessandri Rodríguez. La tercera vez, en 1964, Allende fue derrotado como candidato del FRAP contra Eduardo Frei Montalva, quien proponía un proyecto reformista-conservador apoyado por los Estados Unidos y parcialmente financiado por la CIA.

En 1970, Allende volvió a presentarse como candidato a la presidencia de la República por la coalición Unidad Popular. Entre los factores que lo favorecieron en esta instancia cabe mencionar el apoyo de las clases populares, la creciente radicalización del campo y los sectores urbanos marginados, y la crisis económica que desgastó al gobierno democratacristiano de Frei. Entre los factores negativos se destacan la embestida contra la política exterior norteamericana –que intensificó su intolerancia a los gobiernos izquierdistas en la región y la condujo a orquestar golpes de Estado por medio de la CIA–, la fuerza de la dictadura militar brasileña, el desgaste del candidato entre sus compañeros por haber perdido tres elecciones presidenciales, la fe de Allende en la vía pacífica del socialismo –que no era una posición consensuada–, la polarización de la sociedad chilena y los ataques de la prensa conservadora.

Los tres últimos años

En medio de ese escenario turbulento, Allende ganó las elecciones el 4 de septiembre de 1970 por un pequeño margen, lo que dejó en claro las futuras dificultades que enfrentaría para gobernar. Nacionalizó el cobre y fortaleció el planeamiento estatal de la economía, pero tuvo dificultades para extender la nacionalización a otras empresas, según preveía su programa de gobierno, debido a la oposición del Congreso y la Justicia. Después de un año en el poder, su gobierno enfrentó intensos boicots –tanto por parte de las empresas como del Congreso– y recrudecieron los ataques de la prensa y los actos terroristas del grupo de extrema derecha Patria y Libertad.

Al ver que las condiciones empeoraban, Allende buscó aliarse con aquellos sectores políticos de centro y del Ejército que consideraba legalistas y constituyó un gabinete cívico-militar. Ese hecho provocó críticas acerbas de la izquierda, principalmente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y de la izquierda del Partido Socialista. Pero la divisoria de aguas fue el conato de golpe del día 29 de junio de 1973, que, si bien no alcanzó su objetivo, puso en evidencia la fragilidad de la izquierda chilena.

Marcha para apoyar a Allende durante la campaña presidencial, en 1964 (US Library of Congress)

A raíz de la intensificación de las protestas, Allende consultó al militar Augusto Pinochet –quien formaba parte del gabinete– sobre la convocatoria a un plebiscito que se realizaría el 11 de septiembre de 1973 para asegurar la transición democrática de gobierno. Las Fuerzas Armadas se adelantaron y orquestaron un golpe de Estado para ese mismo día.

El día del golpe, Allende durmió en su casa y luego concurrió al Palacio La Moneda ya prevenido, porque le habían informado que el Palacio estaba cercado por tanques. Habló por radio al país esa misma mañana, llamando a la resistencia, pero esta vez el golpe tenía mucha más fuerza que el intento anterior. Recibió numerosas llamadas telefónicas de apoyo, incluso una del dirigente del MIR, Miguel Enríquez Espinosa, quien le ofreció un plan de rescate. Pero el presidente estaba decidido a resistir hasta el fin en el Palacio. También rechazó la propuesta de unos oficiales, que le ofrecieron un avión para dejar el país en compañía de su familia. Combatió ferozmente a las tropas que cercaban el Palacio, con casco de minero y un fusil soviético AK-47, regalo de Fidel Castro. En su último discurso, pronunciado en el Palacio La Moneda el 11 de septiembre de 1973 y emitido por la radio de la Central Única de los Trabajadores, Allende se despidió de su pueblo reafirmando la certeza de una sociedad chilena más justa:

Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y en su destino. Otros hombres superarán este momento gris y amargo, en el que pretende imponerse la traición. Sepan que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pasará el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Allende sigue siendo un icono de la izquierda chilena, así como Luis Emilio Recabarren, Pablo Neruda, Gladys Marín Millie y Miguel Enríquez, entre muchos otros. 

por admin publicado 31/08/2016 12:02, Conteúdo atualizado em 03/07/2017 17:06