Nació en el poblado de San Ramón (Alajuela), Costa Rica, en 1906. Su ascendencia catalana inmediata, por ambos lados, determinó algunos de sus rasgos de carácter más prominentes. Emprendedor y muy laborioso, dueño de varias facetas y una profunda inclinación a la práctica, impulsivo, pero también reflexivo y libre de amarras intelectuales, lector infatigable, siempre independiente, y al mismo tiempo osado en exceso y hasta provocador para los parámetros costarricenses.
Tras haber concluido sus estudios secundarios, vivió en los Estados Unidos (Boston y Nueva York) entre 1923 y 1938. Allí realizó cursos independientes y estudió ingeniería eléctrica, sin graduarse jamás. Fue un asiduo concurrente nocturno de las principales bibliotecas de las dos ciudades norteamericanas.
En 1929 compró en San Marcos de Tarrazú una estancia a la que llamó “Lucha sin fin” –su principal patrimonio–, donde se dedicó a diversas actividades agrícolas y forestales a lo largo de su vida.
En 1942, durante la administración de Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944), después de un discurso radiofónico muy crítico hacia el gobierno –que no pudo concluir porque las fuerzas policiales se lo impidieron–, fue detenido y expulsado del país. Residió en México hasta 1944. A partir de entonces cultivó una profunda enemistad hacia Calderón.
En 1945 contribuyó a la fundación del Partido Social Demócrata (PSD). En 1947 participó de la convención de los sectores de oposición política al calderonismo. Fue derrotado por Otilio Ulate, que pasó a ser candidato a la presidencia por la coalición con el Partido de Unión Nacional (PUN) en las elecciones de febrero de 1948, contra Calderón Guardia, que aspiraba a ser reelegido presidente por segunda vez.
Con la anulación de las elecciones –ganadas por Ulate– por decisión del Congreso dominado por calderonistas y comunistas, Figueres salió victorioso y aprovechó la gran oportunidad que le ofrecía la historia: no concurrió a las negociaciones que se venían desarrollando para llegar a un acuerdo y evitar un conflicto mayor, y el 12 de marzo se levantó en armas. Así estalló una guerra civil que duró casi seis semanas. El Movimiento de Liberación Nacional dirigido por Figueres triunfó con el apoyo de la Legión Caribe: un conjunto de líderes de América Central y del Caribe deseosos de erradicar las dictaduras de la región, entre ellas la de Somoza en Nicaragua, y la de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana. La lucha por hacer respetar el resultado de las elecciones aparecía como la justificación más evidente, pero tras ella se ocultaba algo mucho más importante: el ansia de Figueres de irrumpir en la vida política con un proyecto ambicioso de modernización que modificaría el orden social agroexportador dominante, que no obstante ya había experimentado algunas reformas sociales a lo largo de la década de 1940 (con la creación de la asistencia social, la aprobación del Código de Trabajo y otras más, todas propiciadas por Calderón Guardia).
El pacto Ulate-Figueres del 1.º de marzo de 1948 permitió que éste encabezara una junta de gobierno durante dieciocho meses. Antes de que finalizara la guerra civil, Figueres se había comprometido con los comunistas a respetar las reformas sociales de Calderón, para la gran frustración de la oligarquía cafetalera. La junta de gobierno estableció el monopolio estatal de los depósitos bancarios y nacionalizó los bancos. En diciembre de 1948 abolió el Ejército, medida consagrada en el artículo 12 de la Constitución del 8 de noviembre de 1949, vigente hasta hoy con algunas enmiendas. Ese mismo año fundó el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), encargado, de manera monopólica, de los servicios de generación y distribución de energía eléctrica y de telefonía. La junta de gobierno entregó el poder a Ulate el mismo día en que la nueva Constitución entró en vigencia.
El 12 de octubre de 1951, en San Ramón, Figueres y otras figuras prominentes del Movimiento de Liberación Nacional –como Orlich, Daniel Oduber y Luis Alberto Monge– fundaron el Partido Liberación Nacional (PLN).
Los fundamentos del ideario político de don Pepe –como lo llamaban sus simpatizantes–, que proviene de diversas fuentes (entre ellas la influencia de Keynes), ostentan un claro perfil socialdemócrata en versión de posguerra: respeto a las libertades individuales y la propiedad privada, admiración hacia el espíritu empresarial y de innovación económica y su tendencia a –en vez de un Estado fuerte– un Estado cuya función principal fuera propiciar una sociedad solidaria, con fuerte peso de la clase media. En suma, una economía mixta bajo un régimen político de democracia representativa. Figueres elaboró nuevas ideas económicas para disminuir la pobreza a escala mundial y la desigualdad entre las naciones.
En 1953 el PLN participó por primera vez en las elecciones generales, con Figueres como candidato a la presidencia, y obtuvo el mejor de sus resultados históricos (el 66% de los votos para diputados) –aunque cabe señalar que, como Calderón Guardia estaba exiliado, su partido no había disputado las elecciones–. Figueres gobernó el país desde fines de 1953 hasta 1958. Durante su primer gobierno constitucional desarrolló una política económica orientada al mejoramiento de los salarios; el estímulo de la demanda y de la producción nacional; la creación de numerosas entidades estatales, dirigidas principalmente a la economía; la defensa internacional de los precios del café y del aumento de la productividad en ese ramo exportador; el aumento del impuesto al lucro de la United Fruit Company; y la promoción internacional de la democracia. Todo esto procurando mantener buenas relaciones con los Estados Unidos y declarándose, en el contexto de la Guerra Fría, aliado de ese país contra el comunismo. Al concluir su gobierno entregó el poder a la oposición antiliberacionista (anti-PLN), que había ganado las elecciones. Eso ratificó a la democracia electoral como manera de llegar al poder político en Costa Rica, lo que a su vez favoreció la consolidación inmediata de ese régimen tras las tentativas frustradas de Calderón de regresar al poder por la vía de las armas a fines de 1948 y en 1955 –las dos veces con el apoyo de Somoza García, de Nicaragua, y repelido por los dos gobiernos de Figueres–.
A partir de 1958 –tras haber salido del cargo– fue elegido presidente del comité ejecutivo nacional del PLN, puesto en el que permanecería prácticamente por el resto de su vida, excepto cuando volvió a gobernar en 1970. Viajó bastante por América Latina, buscando estrechar lazos de amistad y colaboración política con partidos y líderes demócratas (Rómulo Betancourt, Juan Bosch, Luis Muñoz Marín y muchos otros). Si bien apoyó la triunfante Revolución Cubana en 1959, poco después, en La Habana, criticó públicamente la influencia comunista y a partir de 1962 pasó a fustigarla abiertamente.
En 1962, tras haber estado cuatro años fuera del gobierno, el PLN volvió a ocupar la presidencia con Francisco J. Orlich y mantuvo su persistente mayoría parlamentaria. En 1968 Figueres se impuso en el PLN como candidato a la presidencia en las elecciones de 1970. Esto provocó la reacción de un sector de los liberacionistas, que esbozaron un plan renovador mediante el “Manifiesto Democrático para una Revolución Social”, más conocido como “Manifiesto Patio de Agua”, que Figueres ignoró.
En 1970 el PLN volvió a triunfar en las elecciones y Figueres llegó por tercera y última vez al Poder Ejecutivo (dos de ellas por la vía constitucional). Con esa victoria y la siguiente del PLN en 1974 –que consagró presidente a Daniel Oduber Quirós–, el PLN aceleró y profundizó su actitud intervencionista en la gestión económica y social. Se crearon muchas otras instituciones públicas, entre ellas la Corporación Costarricense de Desarrollo (Codesa), concebida como una matriz estatal de empresas destinadas a producir y participar en diversas ramas de la economía, lo que provocó gran desconfianza y malestar en el sector empresarial.
A partir de 1978 apoyó al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en su lucha contra el último de los Somoza en el poder (en Nicaragua), dando continuidad a su odio antidictatorial de larga data. En 1986 el gobierno nicaragüense lo condecoró con la Orden General Augusto César Sandino en su grado máximo.
El PLN ganó las elecciones de 1982, y llevó a la presidencia a Luis Alberto Monge en la segunda victoria más importante en toda la historia del partido. Monge consiguió enfrentar rápidamente y con éxito la crisis económica de 1980-1982, que había hundido al país durante la administración Carazo (1978-1982). Y volvió a vencer en 1986 con Óscar Arias Sánchez, en ambas elecciones, asegurándose las mayorías parlamentarias.
En 1983, cuando Figueres ya tenía 77 años, Monge lo nombró embajador itinerante de Costa Rica. Durante los años 80 fue varias veces candidato al Premio Nobel de la Paz por la abolición del Ejército en 1948. Pero sería Óscar Arias Sánchez quien lo ganaría en 1987 por su contribución a la pacificación de América Central, gracias al acuerdo firmado por los presidentes centroamericanos en Esquipulas (Guatemala), en agosto de ese mismo año.
Entre las obras de Figueres se destacan Palabras gastadas (1943), Cartas a un ciudadano (1956) y La pobreza de las naciones (1973).
El último gobierno liberacionista del siglo XX estuvo a cargo de uno de los hijos de su segundo matrimonio con la dinamarquesa Karen Olsen: José María Figueres Olsen (1944-1998). En 2004 fue cuestionado por diputados y distintos sectores políticos del país por, supuestamente, haber recibido dinero de una empresa transnacional que participaba de licitaciones en instituciones del Estado cuando ya estaba fuera del gobierno. Después de tres años de investigaciones, el Poder Judicial retiró los cargos en su contra por no haber encontrado pruebas de las acusaciones.
Sólo dos costarricenses llegaron al gobierno en tres ocasiones en el transcurso del siglo pasado: Ricardo Jiménez Oreamuno (1910-1914, 1924-1928 y 1932-1936) y José Figueres Ferrer (1948-1949, 1953-1958 y 1970-1974), las dos figuras políticas más influyentes de Costa Rica en la primera y la segunda mitad de ese siglo, respectivamente.
Figueres Ferrer murió en 1990, próximo a cumplir 84 años.