La Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) fue creada el 14 de diciembre de 2004 en La Habana, donde Hugo Chávez y Fidel Castro firmaron la Declaración Conjunta fundacional. A este proceso, posteriormente se integraron Bolivia, en abril de 2006, Nicaragua, en enero de 2007, Dominica y Honduras, en 2008. Además, Rafael Correa, presidente de Ecuador, se manifestó a favor de la decisión y René Preval, presidente de Haití, compareció en el último encuentro y firmó varios acuerdos, aproximándose a los países. Por lo tanto, se trata de un proyecto en su fase embrionaria y ya ha experimentado rápidas evoluciones.
Este proceso de integración surgió como contraposición evidente al proyecto del ALCA, pero también a las iniciativas anteriores de integración latinoamericana y a los planes actuales de los Estados Unidos para la región, como el Plan Colombia, el Plan Puebla Panamá y los Tratados de Libre Comercio. Según la primera declaración conjunta de Chávez y Fidel Castro, en diciembre de 2004:
Subrayamos que el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) es la expresión más acabada de los apetitos de dominación sobre la región y que, de entrar en vigor, constituiría una profundización del neoliberalismo y crearía niveles de dependencia y subordinación sin precedentes. Analizamos históricamente el proceso de integración de América Latina y el Caribe, y constatamos que éste, lejos de responder a los objetivos de desarrollo independiente y complementariedad económica regional, ha servido como un mecanismo para profundizar la dependencia y la dominación externa.
Considerando estos presupuestos, el objetivo fue lanzar un proceso de integración regional sobre otras bases. Según la Declaración Política del V Encuentro de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América de 2007, a casi tres años de su lanzamiento el ALBA es un proceso de integración que
se sustenta en los principios de solidaridad, cooperación genuina y complementariedad entre nuestros países, en el aprovechamiento racional, y en función del bienestar de nuestros pueblos, de sus recursos naturales –incluido su potencial energético–, en la formación integral e intensiva del capital humano que requiere nuestro desarrollo y en la atención a las necesidades y aspiraciones de nuestros hombres y mujeres, ha demostrado su fuerza y viabilidad como una alternativa de justicia frente al neoliberalismo y la inequidad.
Para garantizar que transcienda las críticas y concrete las propuestas, el marco de las relaciones entre los países miembro se desarrolla poniendo en primer lugar la satisfacción de las necesidades de la población y, en segundo lugar, los principios del comercio justo y de la solidaridad entre naciones, según los cuales cada país oferta lo que tiene y produce y recibe lo que necesita. Este modelo se inició poniendo a disposición equipos especializados en prestación de servicios sociales y técnicos calificados por Cuba, que a cambio recibía petróleo y otros productos y técnicos venezolanos; este intercambio fue provechoso para ambos países. Además de las conquistas sociales y económicas de esta cooperación, los éxitos mismos de la Revolución Bolivariana venezolana han servido de inspiración en lo que atañe a la expansión de los servicios públicos, formación y crédito para cooperativas y conocimiento técnico de otros tipos.
Actualmente, se están desarrollando acuerdos en los más variados campos, como el alimentario, la salud pública, saneamiento, educación, comunicación, cooperación técnica y energética. Así, se intercambian cereales por servicios y técnicos de salud, cemento por petróleo, frutas por accesorios para el campo educacional, petróleo por mejora genética de los rebaños, cooperación técnica por acceso a las reservas, entre otros. Éstos son algunos de los ejemplos de acuerdos de cooperación realizados en este marco, que sobrepasan los límites de la filantropía, desarrollando potencialidades regionales y haciendo posible, en el futuro, la reducción de las asimetrías entre naciones. Estos acuerdos puntuales son llamados por algunos analistas de “albitas”.
La Secretaría de Organización del Congreso Bolivariano de los Pueblos compiló un documento titulado “Construyendo el ALBA desde los Pueblos: una propuesta de unidad para los pueblos de Nuestra América”, con una serie de aportes que fueron relevados, a lo largo de los años, por muchos segmentos de la sociedad y que dan un panorama de las posibilidades. El documento se divide en 21 temas, que son:
1) Petróleo y energía; 2) Transporte e infraestructura; 3) Fuerzas Armadas; 4) Deuda externa; 5) Finanzas, crédito e inversiones; 6) Industria: básica y liviana; 7) Recursos naturales; 8) Tierra, soberanía alimenticia y reforma agraria; 9) Educación; 10) Universidad; 11) Desarrollo científico y tecnológico; 12) Medios de comunicación; 13) Salud; 14) Género; 15) Migraciones e identidad; 16) Vivienda; 17) Democracia participativa y protagónica; 18) Movimiento Indígena; 19) Movimiento de trabajadores; 20) Geopolítica, y 21) Desarrollo social.
Algunas iniciativas concretas en este marco ya están desarrollándose, como Telesur, Universidad del Sur, Banco del Sur, Fondo del Sur, Aerolíneas del Sur, Petro-américa y un cable de fibra óptica submarino, que hará posible una mejor conexión con los países caribeños, entre otras.