Hugo Rafael Chávez Frías nació el 28 de julio de 1954 en la pequeña ciudad de Sabaneta, estado de Barinas, a aproximadamente 450 kilómetros de Caracas. Sus padres –Hugo de los Reyes Chávez y Elena Frías– eran profesores de la escuela pública y formaban parte de la clase media baja. La familia tenía participación en la vida política local: el padre militaba en el COPEI, el partido social cristiano, y un tatarabuelo, el coronel Pedro Pérez Pérez, había sido jefe guerrillero en la década de 1840. Uno de los hijos del coronel, el general Pérez Pérez Delgado, conocido como Maisanta, se rebeló contra la dictadura de Juan Vicente Gómez (1860-1923).
Ingresé en la Academia Militar en 1970, a los diecisiete años, y era casi un niño. No tenía ninguna motivación política. En ese momento, una de mis aspiraciones era ser jugador de béisbol.
relató Chávez a la investigadora chilena Marta Harnecker. En la academia se encontraban los mejores entrenadores técnicos de béisbol del país.
Chávez pertenece a la primera generación de militares integrantes del Programa Andrés Bello, llamado así en homenaje al educador, poeta y filósofo Andrés Bello (1781-1865), contemporáneo de Bolívar. El programa, iniciado en 1971, representó el intento de incentivar el mejoramiento de la carrera militar por medio del envío de aspirantes a oficiales a las universidades. Como resultado, las generaciones formadas bajo el Programa Andrés Bello son más profesionales, están mejor preparadas y son más críticas que las anteriores. Y más aún, esta nueva orientación redujo la influencia de la Escuela de las Américas norteamericana sobre las Fuerzas Armadas venezolanas. La Escuela de las Américas fue un centro de formación de militares latinoamericanos, fundado en 1946 –en los comienzos de la Guerra Fría– y cerrado en 2001.
Chávez eligió estudiar ciencias políticas en la Universidad Simón Bolívar. Se convirtió en lector voraz. Sus autores favoritos en la época universitaria eran Clausewitz, Bolívar, Napoleón y Mao Tsé-tung.
“Éramos una generación de pícaros y buscavidas, salidos de los barrios y los campos, que entró al Ejército en el momento en que la guerra de guerrillas estaba terminando”, declaró. A lo que se agrega el relato de un episodio singular, ocurrido en 1975:
Yo estaba en una base antiguerrilla, y un grupo de inteligencia trajo a algunos campesinos que habían sido tomados prisioneros. A la noche comenzaron a torturarlos. Y yo me negué a aceptar tal cosa. Tuve un duro enfrentamiento. Mi actitud me valió la amenaza de ser juzgado por rebelión militar y desacato a la autoridad.
Entonces el aspirante a ídolo del béisbol tuvo la ocasión de ver el otro lado:
También presencié cómo el grupo guerrillero Bandera Roja masacró un grupo de soldados: los soldados venían en la parte de atrás de un camión, medio dormidos y cansados de marchar por las montañas, y los guerrilleros que los esperaban en el camino les dispararon, sin darles la menor oportunidad de defenderse.
Tiempo después, según le contó a Gabriel García Márquez, tuvo su primera crisis existencial:
¿Qué hago aquí? De un lado, campesinos vestidos con ropas militares torturan campesinos guerrilleros, y del otro campesinos guerrilleros matan campesinos vestidos de militares. A esta altura, con la guerra terminada, no tiene ningún sentido que se disparen unos a otros.
Desde finales de la década de 1970, Chávez y sus compañeros tuvieron contacto con los grupos de izquierda. Douglas Bravo, por entonces dirigente guerrillero, quedó muy impresionado con Hugo Chávez, el “hombre más activo dentro de las Fuerzas Armadas, tanto en el terreno práctico como en el teórico”.
En diciembre de 1982, Chávez y otros compañeros comenzaron a organizar el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), de carácter nacionalista y programa igualitario, en homenaje al bicentenario del nacimiento de Simón Bolívar (1783-1830). Pero la primera acción significativa del grupo sólo habría de suceder en la década siguiente. Entre los días 3 y 4 de febrero de 1992, el teniente coronel Hugo Chávez y sus compañeros alzaron en revuelta a varias unidades militares –en Caracas, Maracaibo, Valencia y Maracay– y cercaron el palacio de gobierno, en un intento de derrocar al presidente Carlos Andrés Pérez. Aunque fue derrotado, el intento de golpe proyectó al joven militar hacia la escena política, en medio de un escenario de crisis económica y desmoralización entre los detentores del poder. Cuatro meses después, las encuestas de opinión pública daban al teniente coronel rebelde, entonces preso, una altísima popularidad: el 64,7% de la población lo consideraba una persona confiable para dirigir el destino del país.
Tras haber recibido una amnistía en 1994, Chávez y varios otros militares comenzaron a abogar por la necesidad de un cambio constitucional en Venezuela, mostrándose reticentes a la participación por los canales de representación política existentes. Tenían un objetivo político básico: disolver el Congreso y convocar a una Asamblea Constituyente.
Debido a su creciente popularidad, Chávez comenzó a cambiar de idea en cuanto a no participar en la vida institucional de su país. A principios de 1997, los militantes del Movimiento Bolivariano Revolucionario decidieron sumarse con una identidad propia a las elecciones del año siguiente. Para hacer viable una candidatura, buscaron abrirse de las Fuerzas Armadas y se legalizaron como partido político. Así surgió el Movimiento Quinta República (MVR).
A medida que se aproximaban las elecciones resultaba clara la ventaja de Chávez, con su discurso renovador frente a los candidatos de los partidos tradicionales. En las elecciones del 6 de diciembre de 1998 Chávez obtuvo 3,67 millones de votos, alcanzando el 56,2% de los sufragios válidos.
Si bien resultó electo por su discurso osado dentro de la esfera política; su programa económico era moderado, su postura era principalmente mantener los contratos internacionales y el papel de los fondos de pensión como los componentes principales del ahorro interno para la inversión productiva. Pero, simultáneamente, el nuevo presidente promovió profundas transformaciones en la esfera institucional. Convocó a un plebiscito general para saber si el pueblo venezolano quería o no una nueva Constitución, y de inmediato llamó a la elección de los constituyentes. Una vez aprobada la nueva Carta Magna, se realizaron elecciones a nivel ejecutivo y legislativo federal, estadual y municipal. El nombre del país pasó a ser República Bolivariana de Venezuela.
Chávez gobernó con un contexto exterior adverso y buscó cimentar sus paulatinos avances en la economía con cambios institucionales de fondo. Su administración fue víctima de, al menos, tres grandes ataques por parte de las clases dominantes.
El primero de ellos fue el golpe de Estado que entre el 11 y el 13 de abril de 2002 lo retiró del Palacio de Miraflores. Presionado por las multitudes en las calles, el Ejército se dividió y abortó la rebelión. El segundo fue el paro petrolero, una huelga nacional, entre el 2 de diciembre de 2002 y el 3 de febrero de 2003. La medida de protesta redujo casi a cero la producción de petróleo y ocasionó una baja del 17,8% en el PBI anual. El tercer ataque se dio en el marco de la Constitución bolivariana, con el mecanismo del referendo revocatorio. La oposición reunió más del 20% de las firmas de los electores aptos para votar y convocó a un referendo el 15 de agosto de 2004. El presidente venció la disputa con el 58,9% de los votos a favor de su permanencia en el cargo.
Reelecto presidente en diciembre de 2006, con un porcentaje ligeramente superior al obtenido en 1998, Chávez busca diseñar un camino gubernamental. En principio, intentó ampliar su legitimidad a través de cambios políticos. Luego de la reelección, volvió con vigor a la economía. En sus mandatos anteriores buscó alteraciones institucionales que ampliasen los derechos democráticos de la ciudadanía, impidiesen la privatización de Petróleos de Venezuela (PDVSA), garantizasen la distribución de tierras públicas a la población y creasen una serie de medidas de emergencia para combatir la pobreza, perfiladas en una serie de misiones sociales, abocadas a la salud, la educación, y el abastecimiento, entre otras. Dejó la economía casi intacta. Cuando asumió en enero de 2007, enseguida anunció la reestatización de los sectores de energía y telefonía. En mayo de ese mismo año, su gobierno decidió no renovar la concesión pública de la Red Caracas de Televisión (RCTV), emisora privada que tuvo un papel decisivo en el golpe de Estado de 2002. Enfrentó protestas internas y desgastes en el exterior.
Beneficiado por un alza general en los precios del petróleo, Chávez consiguió financiar diversos programas sociales, enfrentar la oposición y alzarse como un foco de resistencia al dominio de la Casa Blanca y del neoliberalismo en América Latina. La gran novedad de su gobierno radica en haber comenzado con un programa económico de centro y luego haber seguido, de manera consistente, hacia la izquierda.
Chávez venció varias elecciones y referendos, como el de 2009, que suprimió una cantidad máxima de reelecciones, permitiendo que continuara en el poder. Él solía decir que necesitaba más tiempo para llevar a término la revolución socialista en el país.
En mayo de 2012 anunció que estaba recuperado de un cáncer no especificado, después de pasar por algunas cirugías y tratamiento de quimioterapia. En octubre venció las elecciones para un periodo de seis años más. Sin embargo, en diciembre vino a público aclarar que pasaría por nueva cirugía en Cuba para combatir el cáncer que había regresado, y nombró a Nicolás Maduro su sucesor. Regresó a Venezuela en febrero de 2013, debilitado por una série de infecciones respiratorias surgidas en el postoperatorio. Murió en 5 de marzo en un hospital militar, en Caracas. De acuerdo con la Constitución se convocaron nuevas elecciones un mes después de la muerte del líder. Y las urnas dieron la victoria al vicepresidente Nicolás Maduro.