A partir de la aplicación de políticas neoliberales en Chile, en plena vigencia de la dictadura militar de Augusto Pinochet, se elaboró un “paquete” de medidas para el resto de los países latinoamericanos en la década de 1980, bajo el amparo de una doctrina neoliberal, cosmopolita, gestada en la capital del mundo capitalista, conocida como Consenso de Washington. Esas medidas –apertura comercial indiscriminada, “rigor” fiscal, “reformas” del Estado, entre otras– conformaron las llamadas políticas de ajuste estructural. Sin embargo, por sus consecuencias, por la destrucción que provocaron en América Latina, bien puede vérselas como políticas de desajuste social.
Rigor
El carácter ortodoxo de esas políticas fue mucho más riguroso en América Latina que en los países centrales. Éstos dirigen los órganos multilaterales que las proponen y las financian (sobre todo los Estados Unidos). Por eso, provocaron un desajuste social mucho más amplio y profundo.
Esas consecuencias fueron consideradas inevitables o inherentes a un proceso que apuntaba a la modernidad. Sería una etapa dolorosa, pero necesaria, para que los países en desarrollo pudiesen alcanzar una supuesta estabilidad –condición para un futuro crecimiento y, quizá, alguna distribución de las sobras en un futuro todavía más remoto–.
Las críticas a esa concepción enfatizaban las relaciones de determinación entre crisis económica, políticas de ajuste, situación social y políticas sociales, que por lo general son poco explicitadas (cuando no ocultadas expresamente). Se adopta aquí la perspectiva de que esas determinaciones no serían “circulares”, con todos los factores afectándose de la misma forma y con la misma intensidad. En una primera aproximación, esas relaciones estarían determinadas, en última instancia, por un marco histórico-estructural más amplio. Eso permitió explicar la naturaleza de esas relaciones, así como las semejanzas y diferencias entre los países estudiados. En una segunda aproximación, la forma a través de la cual la crisis económica se manifestó en América Latina, dependiente y periférica, constituyó el telón de fondo de las políticas de ajuste, de la situación social y de las políticas sociales, afectando de modo particular a cada una de ellas. También las formas de manifestación de la crisis económica en los diferentes países adoptaron semejanzas generales y diferencias particulares.
Configuraciones del desajuste social
Dadas esas determinaciones más generales, se pueden desprender algunas relaciones entre políticas de ajuste, situación social y políticas sociales, las cuales configurarían la totalidad aquí denominadadesajuste social:
• La forma y el contenido adoptados por las políticas de ajuste no son neutros con relación a la situación social y las políticas sociales.
• El perfil neoliberal adoptado por las políticas de ajuste es responsable tanto del agravamiento de las condiciones sociales y de la desigualdad, como del deterioro de los programas sociales preexistentes en los países latinoamericanos.
• Diferentes formas de deterioro pueden comprobarse, dependiendo del modelo y del nivel de desarrollo de las políticas y de los programas sociales existentes en cada país. Las consecuencias del ajuste sobre esas políticas, sin embargo, son visibles en todos los países latinoamericanos.
• Ese deterioro de las políticas y de los programas sociales ya existentes se verifica básicamente en dos formas: por la desestructuración de políticas públicas históricamente consolidadas, sustituyéndolas por políticas radicalmente opuestas (como la de la privatización del sistema previsional en Chile); y por el total desmantelamiento de programas sociales que ya existían en una modalidad precaria, con mecanismos de funcionamiento y, sobre todo, de financiamiento poco consolidados (como en Bolivia y en Perú).
• Partiendo del presupuesto de que las políticas neoliberales producen determinado tipo de consecuencias sociales, éstas, por su parte, también son diferentes en cada país, no sólo por las particularidades mencionadas anteriormente (de naturaleza más estructural), sino también, y de forma contundente en algunos casos, por la naturaleza, extensión e intensidad de las mismas medidas de ajuste.
• Los cambios provocados por el ajuste económico y estructural no son sólo coyunturales, con posibilidades de reversión en el momento siguiente. En algunos casos, esos cambios fueron de naturaleza estructural. Ejemplos de ello son la creación de una “nueva pobreza” en los países latinoamericanos y la ruptura radical de modelos de políticas sociales preexistentes.
• El agravamiento de la situación social causada por el ajuste, por su parte, provoca una sobrecarga en la demanda por servicios y beneficios sociales (por ejemplo, debido al aumento del número de desempleados e indigentes, o por la multiplicación y creciente complejidad de las enfermedades en función del deterioro de las condiciones de vida).
• Las políticas sociales quedan, de esa manera, doblemente afectadas: por el lado de la demanda y por el lado de la oferta de servicios y beneficios. Esta última es restringida por las medidas de ajuste, vía corte de gastos y reducción del ingreso (provocada por la recesión), y vía reestructuración de su perfil, por la focalización y la privatización.
• Esa restricción generalizada de las políticas sociales, observada en todos los países latinoamericanos, afecta, por su parte, a la situación social misma, en la medida en que no atiende satisfactoriamente las demandas sociales, y deteriora todavía más las condiciones de vida de aquellos grupos más carentes que dependen de los programas sociales públicos para su supervivencia.