Compositor, letrista y escritor, Francisco Buarque de Holanda se volvió conocido públicamente en las décadas de 1960 y 1970 gracias a su producción musical política y contestataria ante la dictadura militar que vivió Brasil entre 1964 y 1985. Fue uno de los principales referentes de la canción de protesta de la época. Sus creaciones, sin embargo, abarcan mucho más que cuestiones políticas, son variadas en temática, e incluso dan voz a personalidades femeninas. Ese mismo dinamismo se presenta también en los distintos géneros musicales con los que trabajó, entre los que predominan sambas, pero también valses, choros, frevos, fados y marcha-ranchos.
El ambiente familiar en el que creció fue muy propicio para las actividades intelectuales y artísticas. Hijo de un importante historiador, Sérgio Buarque de Holanda, sus hermanas Heloísa Maria Buarque de Hollanda (Miúcha), Cristina y Anna de Hollanda también están relacionadas con la música popular. Chico convivió con intelectuales, escritores, poetas y músicos, entre ellos Vinicius de Moraes y el guitarrista y compositor Baden Powell.
Sus actividades musicales se iniciaron tempranamente en São Paulo, durante los años de estudiante secundario y, principalmente, cuando cursaba en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de São Paulo (USP). En 1965 grabó su primer disco, con dos canciones: “Pedro pedreiro” y “Sonho de um carnaval”, esta última presentada, ese mismo año, por el cantante y compositor Geraldo Vandré (1935) en el I Festival Nacional de Música Popular Brasileña (MPB). Ese año dio a conocer también otras canciones que tuvieron repercusión, y musicalizó la puesta teatral del poema Morte e vida severina, de contundente crítica social, del poeta João Cabral de Melo Neto, pieza que alcanzó un notable éxito en Brasil y luego en Francia.
Al año siguiente, Chico Buarque se convirtió en una celebridad nacional al presentar, junto a la cantante Nara Leão (1942-1989), su composición “A banda”, una marcha, en el II Festival de MPB. Entonces obtuvo el primer premio en el concurso, pero compartido con “Disparada”, del dúo Geraldo Vandré y Théo de Barros. “A banda” se mantuvo en los primeros puestos de popularidad en las radios durante varios meses, resultó favorita indiscutible del público de todas las edades y vendió miles de discos en unas pocas semanas. Los compromisos profesionales de ídolo nacional e internacional comenzaron a desbordar la agenda, pero el compositor continuó inscribiendo canciones en festivales de música popular por algunos años y obtuvo buenas clasificaciones y repercusiones con “Roda viva”, en 1967, en São Paulo, y con “Carolina”, ese mismo año, en Río de Janeiro. En 1968 alcanzó el primer puesto en el III Festival Internacional de la Canción, en Río de Janeiro, con “Sabiá”, compuesta en colaboración con Tom Jobim. Desde entonces, esos concursos comenzaron a perder el interés del público y se interrumpieron. No obstante, la así llamada “era de los festivales” dio a conocer a grandes figuras de la escena de la MPB, entre ellas, además de los ya mencionados, Edu Lobo, Caetano Veloso, Gilberto Gil, Milton Nascimento, Paulinho da Viola y la cantante Elis Regina, entre tantos otros.
Lirismo y protesta
La canción “Roda viva” fue un referente de la situación política que el país vivía por aquella época. Esta pieza, que forma parte de una obra teatral escrita por Chico Buarque, se estrenó a principios de 1968 en Río de Janeiro. Pero a mediados de ese mismo año, durante su montaje en São Paulo, un grupo de personas no identificadas invadió de noche el teatro y, además de destruir los decorados, agredió a los actores. Más tarde, los represores fueron identificados como miembros del grupo derechista Comando de Caza de Comunistas (CCC). A fines de ese año, el compositor fue trasladado desde su domicilio a una dependencia del Ejército para una sesión de interrogatorio sobre “Roda viva” y sobre sus actividades. Aunque no fue puesto en prisión, se le informó que no podía abandonar la ciudad sin autorización. En enero de 1969 viajó para participar en un encuentro en Francia y de allí se dirigió a Italia, donde fue homenajeado. Permaneció en Europa hasta el año siguiente, en vista de los riesgos de represión que corría en Brasil, a pesar de su notoriedad como ídolo musical.
En marzo de 1970, de regreso a Río de Janeiro, comenzó a tener grandes dificultades para continuar con su trabajo artístico, pues todo lo que realizaba (tal como ocurría con otros artistas menos convencionales) tenía que pasar por una severa censura. Un ejemplo de esto es el samba “Apesar de você”, que inicialmente no fue censurado y por lo tanto fue grabado. Enseguida, sin embargo, la canción fue prohibida, cuando ya era un gran éxito. Los discos fueron secuestrados de los comercios. Entonces continuaron los interrogatorios, las prohibiciones y las intervenciones (cortes) sobre sus creaciones, lo que ocasionó que muchas veces las emisoras de televisión, de radio, los productores y los organizadores de eventos le impusieran restricciones por temer las represalias de los órganos de control autoritario. Hay que recordar que durante esos años muchos activistas fueron encarcelados, torturados, e incluso asesinados. En la medida en que todo lo que se enviaba a los censores con su nombre era sistemáticamente vetado, Chico probó una nueva estrategia: envió algunas canciones al ente de censura utilizando el seudónimo Julinho da Adelaide. Así consiguió “liberar” algunas canciones, como “Acorda, amor” (1974). Pero ese recurso no pudo ser utilizado por mucho tiempo. La situación era, de hecho, difícil y temeraria, y el compositor comenzó a ser considerado un emblema de la resistencia política, lo que no le agradaba. Como contrapartida, eso mismo lo acercó a artistas comprometidos del mundo entero. A su regreso de Cuba en 1978, Chico comenzó a divulgar a algunos de los compositores de la isla en Brasil, entre ellos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
A pesar de los cercenamientos, Chico se hizo entender gracias a la maestría en el uso de la palabra, en las creativas y sutiles metáforas, ironías, alegorías y otros recursos de escritura que, por entonces, eran muy bien comprendidas por aquellos que acompañaban de manera atenta la situación política del momento. Sus apariciones en público y sus grabaciones eran esperadas siempre con gran ansiedad y expectativa, ya que para muchos la única manera de “hablar” era mediante la voz del compositor. Pero, dadas las circunstancias, prefirió frenar las presentaciones artísticas por casi diez años, desde 1975 hasta mediados de la década siguiente, y presentarse sólo en momentos especiales, como en las fiestas obreras del 1.º de Mayo, algunas campañas políticas y otros eventos de ese tipo. En cuanto a las presentaciones artísticas, llegó a conducir, durante algún tiempo un programa de televisión con el compositor y cantante Caetano Veloso (1986, Chico & Caetano, por la Red Globo).
Producción literaria
En las décadas de 1980 y 1990, cuando el país ya volvía a la normalidad democrática, las actividades públicas de Chico diminuyeron. Entonces intensificó su producción literaria, con la publicación de las novelas Estorvo (1991) y Benjamim (1995), que luego fueron trasladadas a la pantalla grande. Por entonces se debe destacar que Chico fue el motivo escogido por la tradicional Escola de Samba Estação Primeira de Mangueira, de Río de Janeiro, y con él salió triunfadora en el carnaval de 1998. En 2003 publicó la novela Budapest, en 2009 Leite Derramado y en 2014 O Irmão Alemão.
Chico Buarque de Holanda es uno de los más destacados artistas e intelectuales de la cultura latinoamericana y su producción abarca composiciones musicales, bandas sonoras, música para teatro y ballet, piezas teatrales y obras literarias, dotadas todas de una enorme desenvoltura. Sus publicaciones ya han merecido decenas de publicaciones, entre libros y tesis académicas. Gracias a ellas, ciertamente pueden comprenderse diversos aspectos de la historia cultural y política de Brasil y de América Latina.