Con tradición secular, el Carnaval Carioca es la festividad más emblemática del pueblo brasileño, un fenómeno analizable por disciplinas diversas que van desde la sociología a la estética. Es tanto una fiesta popular masiva como un espectáculo.
Cada escuela de samba (equipo participante) desarrolla una megaproducción temática con el formato de un desfile. La formación tiene un patrón predeterminado que será apreciado por jurados encargados de calificar (numéricamente) el desempeño de cada uno de los bloques de cada escuela e ítems generales como la armonía y el enredo. Uno de los bloques que integra la escuela de samba, junto con el de las bahianas y la batería, es la comisión de frente, generalmente con coreografía y ejecución a cargo de profesionales de la danza. Las escuelas campeonas desfilan en el sambódromo el martes de carnaval con espectaculares y larguísimas performances, hasta llegar a la Plaza de la Apoteosis, en Río de Janeiro.
Las escuelas de samba se dividen en categorías; entre las del Grupo Especial, o sea las más importantes, se encuentran Estação Primeira da Mangueira, Portela, Acadêmicos do Salgueiro, Beijaflor de Nilópolis, Mocidade Independente de Padre Miguel, Imperio Serrano, Unidos da Tijuca, Imperatriz Leopoldinense, Caprichosos de Pilares, Unidos de Vila Isabel, Acadêmicos da Rocinha, Unidos do Viradouro, Unidos do Porto da Pedra y Acadêmicos da Grande Rio.
Una escuela de samba es un colectivo complejo, con innumerables divisiones que permiten la producción, en grandes proporciones, de cada desfile anual. El proceso de producción de cada escuela excede los 12 meses. Ellas forman grandes cuerpos estables de funcionamiento continuo y con múltiples actividades paralelas que van desde lo pedagógico a lo social.
Ninguna descripción formal puede aproximarse al particular estado de euforia festiva que el carnaval de Río de Janeiro genera tanto en su comunidad como en el inmenso flujo de visitantes que recibe, lo que hace de este evento el espectáculo popular más concurrido del planeta.