Autor, coautor o compilador de más de sesenta libros y de doscientos artículos para revistas o capítulos de obras colectivas, además de director de importantes colecciones de ciencias sociales. Pablo González Casanova es referencia obligada para la comprensión de los problemas actuales de las sociedades latinoamericana y mundial. Presidió durante dos períodos (1968-1972 y 1983-1985) la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS).
En su país es miembro, entre otras asociaciones, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la cual llegó a ser rector (1970-1972). En la UNAM dejó profundas marcas en la docencia y en la investigación: reestructuró el modelo de las carreras profesionales en Ciencias Sociales, creó el Sistema de Universidad Abierta y el Colegio de Ciencias y Humanidades. Paralelamente, fue presidente del Centro Latinoamericano de Investigaciones Sociales de la Unesco, presidente del Comité Directivo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y coordinador de proyecto en la Universidad de las Naciones Unidas. Dictó clases en las universidades de Oxford, Cambridge y Complutense de Madrid y en la Escuela Nacional de Ciencias Políticas de París. Entre sus reconocimientos se destacan, entre otros, doce títulos de doctor honoris causa y el de profesor e investigador emérito de la UNAM en 1984, año en que recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Historia, Ciencias Sociales y Filosofía. En 1989 ganó el Premio Universidad Nacional en la categoría Investigación en Ciencias Sociales. En 2003 obtuvo el Premio Internacional José Martí otorgado por la Unesco y en 2004, la Orden José Martí, concedida por el gobierno de Cuba. Es miembro regular de la Academia Mexicana de Investigación Científica, de la Academia de Ciencias de Nueva York y de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia de Washington D.C., entre otras.
Polos sociológicos
Después de la maestría en Ciencias Históricas en el Colegio de México, González Casanova obtuvo, en 1950, el doctorado en Sociología en la Sorbona. Su tesis de doctorado, Ideología francesa sobre América Hispánica, orientada por Fernand Braudel, revisa los diferentes enfoques a partir de los cuales los europeos de diversas épocas han contemplado América, expresando los cambios desde sus propias perspectivas, sus ideologías y utopías, y cómo han aplicado esas ideas a la realidad americana.
En 1955 publicó La ideología norteamericana sobre inversiones extranjeras, donde se interroga sobre las posibilidades de independencia real en relación con el imperialismo de los Estados Unidos. Luego se publicaron el ensayo El don, las inversiones extranjeras y la teoría social (1957) y el libro Estudio de la técnica social (1958), donde investiga las posibilidades y los límites del conocimiento técnico en el cambio social.
En esa década, el incipiente desarrollo de las ciencias sociales en América Latina ya prefiguraba la conformación de polos opuestos. De un lado, aquellos que adherían a la “sociología científica”, de raíz metropolitana, en la cual predominaban juicios “neutros en términos de valores”, el uso de técnicas e instrumentos cuantitativos y los métodos empíricos. De otro, un conjunto de trabajos que se inscribían en lo que González Casanova calificó en 1968 como “la nueva sociología”. Después de la revolución cubana y durante los años 60, la teoría de la modernización, en crisis, pasó a ser cuestionada a partir de dos perspectivas diferentes: el discurso del desarrollo y las teorías de la dependencia. Como prueba del rigor conceptual de González Casanova, los temas presentes en tres de sus libros de ese período prevalecen en sus preocupaciones actuales.
Democracia, desarrollo y explotación
En 1965 publicó La democracia en México, libro muy influyente en términos académicos y políticos, donde abordó el fenómeno del poder como un proceso social integral. El estilo historiográfico dio lugar al uso de distintos niveles de análisis, con el fin de relacionar la estructura formal del poder con la estructura real, su dimensión nacional con la internacional. Su análisis se centró en la estructura social y en sus intrínsecas relaciones sociales, consolidadas por el colonialismo interno.
El éxito de ese libro oscureció, en parte, el de dos obras fundamentales publicadas enseguida. En Las categorías del desarrollo económico y la investigación en Ciencias Sociales (1967), insistió en los problemas cualitativos que están en la base de la investigación cuantitativa y en cómo la medición de los fenómenos requiere saber lo que se va a medir. Sociología de la explotación (1969), por otro lado, se distancia tanto de las posturas críticas –que temen el riesgo del eclectismo si buscan la aplicación de un modelo matemático a fenómenos sociales o naturales– como de la sociología empírica –que niega la posibilidad de inclusión “de la relación social determinada de explotación” como categoría explicativa de un amplio conjunto de fenómenos sociales–. La explotación de clases y regiones internacionales e internas se articuló, en la década siguiente, con un minucioso análisis histórico de la dominación de América Latina por el imperialismo y de las luchas de liberación de los pueblos por el socialismo, tema central de Imperialismo y liberación en América Latina (1978).
En sus trabajos más recientes, González Casanova incorpora los avances de las nuevas ciencias, los estudios de la complejidad y las teorías de sistemas. En Las nuevas ciencias y las humanidades: de la academia a la política (2004) aborda, a partir de diversos frentes, el complejo problema de la articulación entre (nuevas) ciencias y humanidades. En dicho trabajo argumenta sobre la posibilidad de cambio en el mundo actual, a pesar de que no ignore que éste interviene también en la dialéctica de los saberes hegemónicos y en su posible crítica como superación a partir de los saberes y poderes alternativos, mediante de un pensar-hacer que, en su teoría y su práctica, vuelve a exponer los problemas de la democracia, de la liberación y del socialismo.
Viajero incansable, participa de eventos, manifestaciones y asambleas por el mundo. En 2011 concedió una larga entrevista al historiador Claudio Albertani, en la que comentaba las crisis y los movimientos populares que estallaron en ese momento.