Las organizaciones de mujeres de América Latina y el Caribe pueden dividirse en dos grandes subgrupos. Por un lado, las organizaciones femeninas de movimiento popular, que en general actúan en comunidades locales, con proyectos específicos ligados al bienestar de la familia, de los hombres y las mujeres. Por otro, las organizaciones femeninas por los derechos humanos, generalmente de mujeres de clase media e inclinada a temas jurídicos, como libertades democráticas y derechos civiles. Es el caso, en la Argentina, de las Madres de Plaza de Mayo y del movimiento feminista. El movimiento feminista enfatiza el carácter existencial e individualizado de las relaciones sociales de género, considerando a la mujer en los planos simbólico, afectivo e institucional.
En El Salvador, el grupo Mujeres por la Dignidad de la Vida, conocido como “Las Dignas”, surgió por iniciativa de militantes que participaron o colaboraron con las guerrillas urbana y rural. Pasaron por la estrategia del municipalismo hasta llegar a la propuesta de participación política y desarrollo local de las mujeres, con las siguientes reivindicaciones: pensión alimentaria para los hijos, paternidad y maternidad responsables, derechos sexuales y reproductivos, fin de la violencia contra la mujer, fin de la discriminación en el trabajo, alfabetización y acceso igualitario a la educación.
En Perú, el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, creado en 1979, tiene como misión “combatir las causas estructurales que restringen la ciudadanía de las mujeres y/o afectan su ejercicio”. El Centro Flora Tristán se propone “incidir en la ampliación de la ciudadanía de las mujeres y en las políticas y procesos de desarrollo para que respondan a criterios y resultados de igualdad y justicia de género”. También en Perú, el Movimiento Amplio de Mujeres trabaja, desde 1996, organizando campañas públicas nacionales e internacionales de denuncia a las constantes violaciones de derechos de las mujeres.
La Coordinación Política de Mujeres de Ecuador fue vital para la conquista de una Ley de Cuotas, que garantizó mayor participación femenina en cargos electivos. En México se destaca el Parlamento Mexicano de Mujeres, que acciona la Procuradoría General de la República contra las violaciones de los derechos de las mujeres. En Nicaragua, el grupo Puntos de Encuentro, fundado en 1991, defendía la necesidad de divulgar ampliamente los análisis, las propuestas y las contribuciones del feminismo.
En Brasil, las organizaciones de mujeres asumieron, a partir de la década de 1980, el liderazgo en la defensa de las banderas universales de libertades civiles, asociándolas a sus reivindicaciones específicas de género y de sector social (como las de las mujeres trabajadoras rurales). Entre las organizaciones brasileñas de carácter nacional, se destacan la Articulación de Mujeres Brasileñas; la Articulación de las ONG de Mujeres Negras; la Red Internacional de Género y Comercio – Capítulo Latinoamericano; la Red Nacional Feminista de Salud, Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos; la Secretaría Nacional de la Mujer Trabajadora, de la Central Única de los Trabajadores (CUT); la Secretaría Nacional de las Mujeres Sin Tierra, del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST); la Secretaría Nacional de Mujeres de la Central de Movimientos Populares (CMP); y la Unión Brasileña de Mujeres.