El escritor minero es considerado por el crítico Antonio Candido como el más notable poeta brasileño del siglo XX. Fue funcionario público y consiguió desarrollar una intensa actividad literaria y proyectarse internacionalmente. Renovó la estética de la lírica nacional a través de un lenguaje capaz de asociar meditaciones humanísticas con el enfoque social. Entre textos secos, irónicos, eróticos, apunta al sentimiento trágico del mundo (Reunião: 10 livros de poesia, 1969). En 1925 fundó, con João Alphonsus y Martins de Almeida, La Revista y, al año siguiente, asumió la dirección del Diário de Minas del Partido Republicano Minero.
En los años 40 integró el equipo del periódico A Manhã órgano oficial del Estado Nuevo, bajo la dirección de Cassiano Ricardo. La convivencia con intelectuales comunistas se intensificó cuando fue invitado por Luiz Carlos Prestes a dirigir el periódico Tribuna Popular, lo que lo aproximó al Partido Comunista Brasileño. Posteriormente, se apartó tanto del partido como de sus publicaciones. Su posición política no lo distanciaba, sin embargo, de la convivencia con Orígenes Lessa, Astrojildo Pereira, Otto Maria Carpeaux, que se reunían en torno de publicaciones de variadas tendencias, entre otras, la revista Literatura.
Contrario a las diversas formas de opresión, al lado de poetas como el chileno Pablo Neruda, su literatura entabla un fértil diálogo con la historia contemporánea, influenciando generaciones de escritores de diferentes matices estéticos e ideológicos. Fue lector de Machado de Assis y Murilo Mendes, y en 1940 publicó el libro de poemas Sentimento do mundo (Sentimiento del mundo) y, cinco años después, A rosa do povo, una de sus más importantes obras, donde, según el crítico Silviano Santiago, evoca “la humanidad sin jerarquías sociales y económicas”.
Las marcas líricas de su prosa generaron el adjetivo “drummondiano” en las letras brasileñas. Conformando la memoria a lo cotidiano, hizo de la crónica (Fala, amendoeira, 1957) un género destacado al lado de Rubem Braga, Luís Fernando Veríssimo y Roberto Drummond. En 1944 reunió ensayos y crónicas en Confissões de Minas. Al contemplar lo universal y lo particular, sus textos se impregnan del paisaje minero, de las tradiciones religiosa, política y cultural, y también fueron trabajados en otras artes como ocurrió con su poema Viagem na família, base para la composición musical Poema de Itabira, de Heitor Villa-Lobos.
Al final de los 50, fue montada su traducción de Doña Rosita la soltera, de Federico García Lorca. La traducción fue una actividad que desarrolló toda su vida, impulsado por la sensación de “encatamiento” frente de la versión al español de su poema A máquina do mundo. También publicó libros infantiles (O elefante, 1983).
Escogido como tema para el desfile por dos escuelas de samba brasileñas, su obra alcanzó reconocimiento popular en los años 80 fuera de los medios académicos. En 1982, cuando completaba 80 años, contrariando la tendencia al aislamiento, participó de muchas manifestaciones de aprecio a su literatura. Su única hija, Maria Julieta, fue poetisa. Otras obras: Claro enigma (Claro enigma) (1951); Boitempo & A Falta que ama (1968); Corpo (1984)