La Universidad de Chile (UC) fue fundada en 1842, dentro del marco de la construcción de la naciente república chilena, como uno de los pilares de la identidad nacional, una vez que el saber y la enseñanza pública fueron tomados como eje articulador del país que estaba comenzando a ser construido.
Los intelectuales de la época compartían la opinión de que el Estado debería velar por el progreso y por la promoción de los valores universales, de la cultura clásica, humanista y secular. Esos ideales fueron la base para la puesta en marcha de la UC y se expresaron en las acciones de su primer rector, Andrés Bello, quien consideraba al saber una cuestión social, íntimamente ligada al progreso material y cultural de la nación.
La Facultad de Teología, una de las más importantes de la nueva institución, fue extinguida en 1927, cuando se implementaron nuevas carreras, pues la UC pasó por una reforma y aprobó un nuevo estatuto que ponía el énfasis en la investigación científica. El estatuto se perfeccionó entre los años 1929 y 1931, y quedó establecida la doble función universitaria, científica y docente, al definir el papel de los institutos y de las escuelas. Los primeros serían los que se harían cargo de la preparación científica, estimulando la investigación de las ciencias puras sin una finalidad utilitaria y la formación de docentes de enseñanza superior; mientras que las escuelas serían las responsables de la formación profesional.
La vocación para la investigación científica y la formación de líderes en los diversos campos para el desarrollo de la nación son lemas utilizados desde aquella época en defensa de la UC, frente a un proceso de privatización del sistema de educación superior que viene atravesando el país desde los años 80. En la actualidad, dicho sistema figura como el más privatizado de toda América Latina.
La conservación de su carácter público y la necesidad de una política estatal para desarrollar sus actividades académicas también son admitidas desde aquella época, junto con el reconocimiento de la diversidad y de la competitividad del sistema educativo actual, lo que refuerza la disputa por la calidad diferenciada de la institución, la preservación de la autonomía universitaria y la garantía del apoyo financiero por parte del Estado.
Desde 1933 hasta 1963, la rectoría de la UC fue ocupada sólo por dos rectores: Juvenal Hernández y Juan Gómez Millas. Ese período estuvo signado por un fuerte crecimiento institucional, con la creación de nuevas facultades e institutos de investigación, bibliotecas, instituciones de extensión artística y cultural (las Escuelas Internacionales de Temporada, la Orquesta Sinfónica de Chile, el Museo de Arte Popular Americano, el Museo de Arte Contemporáneo, el Coro Universitario y el Ballet Nacional) e, incluso, con la construcción de nuevos edificios y sedes.
La expansión del campus perdió impulso durante los diecisiete años que duró la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990) y, asimismo, fueron reprimidas las actividades de sus académicos. La estructura de la UC se modificó definitivamente con la Ley de Universidades de 1981: sus sedes regionales se transformaran en universidades autónomas. Fue así como la UC perdió el Instituto Pedagógico, un prestigioso formador de la intelectualidad chilena, por cuyas aulas pasó el poeta y embajador Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura de 1971. Bajo inspiración de los militares, también se instauró el pago de mensualidades (arancelamiento).
La rectoría es el órgano máximo de la Universidad, al cual están subordinadas las prorrectorías (Asuntos Académicos, Asuntos Económicos y Gestión Institucional, Investigación y Desarrollo), los órganos administrativos, las instituciones de extensión artística y cultural, las catorce facultades y los cuatro institutos interdisciplinarios. La UC es financiada, principalmente, por la prestación de servicios a empresas o al Estado (30%) y por el pago de aranceles (cuotas anuales y tasas), becas y crédito estudiantil (25%). Según los datos del año 2014, en la institución estudian 29.000 alumnos en cursos de grado y 8.100 en el posgrado. Trabajan en ella 3.450 docentes. El ingreso se obtiene por demanda de vacante, y el alumno presenta la puntuación obtenida en el examen nacional que se les toma a los estudiantes secundarios, denominado Prueba de Selección Universitaria (PSU). La UC selecciona a los nuevos alumnos de acuerdo con la puntuación mínima para cada curso. Como existe el pago de aranceles, los alumnos menos favorecidos se ven obligados a recurrir al crédito educativo, a las becas de estudio y a la financiación bancaria para permanecer en la institución.
- La Rectoría de la Universidad de Chile, en Santiago (Nadia Picco/Crative Commons)
