Turks y Caicos

El archipiélago de Turks y Caicos –uno de los últimos territorios coloniales de Gran Bretaña en América Latina– se sitúa aproximadamente a 50 km al sudeste de las Bahamas –su prolongación natural– y a 140 km al norte de la isla La Española (República Dominicana y Haití). Está formado por Grand Turks, donde se encuentra la capital, Cockburn Town, y más de 29 islas, ocho de ellas deshabitadas, que totalizan 948 km². Se estima que tiene una población de 30.000 habitantes, mayoritariamente negra (87,6%). Es una de las regiones “más jóvenes del mundo”, ya que solamente 4% de su población tiene más de 65 años de edad. Su tasa de fertilidad, según datos del año 2000, también es una de las más altas del continente, con 3,25 hijos por mujer.

Las principales actividades económicas del archipiélago son el turismo, gracias a sus excelentes sitios de buceo y hoteles de lujo, los negocios inmobiliarios, la pesca y, sobre todo, el mercado financiero. Como otras colonias inglesas y holandesas, es uno de los paraísos fiscales del Caribe. Tiene un esquema fiscal de “tasa cero”, alberga cuentas offshore y no controla las transferencias de fondos provenientes de otros países.

Los arrecifes de coral y el mar cristalino hacen del archipiélago uno de los diez mejores puntos de buceo de la Tierra, según la guía especializada Lonely Planet. Con aeropuertos internacionales en las islas Providenciales, Grand Turk y Caicos Sur, el archipiélago cuenta con líneas regulares hacia los Estados Unidos o Canadá. Más de la mitad de los 100.000 turistas anuales son norteamericanos. Hay vuelos domésticos que conectan a las demás islas, con excepción de Caicos del Este y Caicos del Oeste, que están deshabitadas. Las islas Caicos del Norte y Caicos Medio están comunicadas por el transporte de embarcaciones.

Poca agua y mucho calor

Se cree que el nombre Turks proviene de un cactus existente en el archipiélago que crecía abundantemente, llamado “cabeza de turco”, y probablemente Caicos sea una derivación de “caya hico”, que significa conjunto de islas, en una mezcla de español con la lengua de los lucayans, última tribu indígena en habitar la región. La moneda circulante es el dólar norteamericano y el idioma oficial es el inglés.

Turistas visitan un criadero de conchas en Turks y Caicos (James Willamor/Creative Commons)

Dada la limitación de la estructura productiva del archipiélago, la mayoría de los alimentos y enseres domésticos los provee el Reino Unido. Cerca del 33% de sus habitantes trabaja en oficinas públicas, 20% en la pesca (langostas y caracoles marinos, especialmente) y en la agricultura (maíz, frijol, mandioca y cítricos). El 47% restante se dedica al turismo, a las finanzas y a los servicios.

Las ocho islas desiertas no disponen de agua potable y las reservas de Turks y Caicos son en general bastante reducidas. Por ese motivo, la población almacena el agua de las lluvias en grandes cisternas a cielo abierto. Pero en la región las lluvias también son escasas: las islas tienen un promedio de 350 días de sol por año. La temperatura es variable: de 29 a 32 grados entre junio y octubre y de 27 a 28 grados entre noviembre y mayo.

Esclavos abandonados por los señores

Las tribus indígenas originarias fueron los taínos y, después los lucayans. Las islas fueron descubiertas por Juan Ponce de León, pero existen aquellos que defienden tesis de que Cristóbal Colón habría arribado allí durante la expedición de 1492. Como los españoles no fundaron poblados durante casi dos siglos, las islas ni siquiera formaban parte de las rutas de navegación, por no poseer oro ni buenos atracaderos naturales.

Solamente en 1678, gracias a la llegada de algunas familias de las Bermudas, comenzaron las explotaciones de sal, también llamada “oro blanco”, y de madera para leña. La producción de sal continúa, facilitada por las aguas bajas del archipiélago. Pero parte de la cubierta vegetal ha sido diezmada, lo que redujo aún más el ciclo de las lluvias.

Inicialmente, se enviaba la sal hacia las colonias inglesas, que la utilizaban para el secado del bacalao. La actividad prosperó y el gobierno de Bahamas extendió, en 1776, su jurisdicción sobre Turks y Caicos. Ello, sin embargo, no bastó para impedir la acción de los piratas y los saqueos a los comerciantes de sal. Los franceses dominaron el archipiélago por breves períodos en 1778 y 1783. Luego de la independencia de los Estados Unidos, cuarenta colonos leales a la Corona británica dejaron Georgia y Carolina del Sur y arribaron a las islas. Para producir algodón, importaron los primeros esclavos africanos. No obstante, sus plantaciones fueron destruidas por plagas naturales y por los fenómenos climáticos en no más de cuarenta años. Los hacendados dejaron la isla, pero los negros permanecieron, llevando a cabo actividades extractivistas y una agricultura de subsistencia.

En 1848, atendiendo a una petición de los habitantes, el archipiélago tuvo una experiencia de autogobierno bajo la supervisión del gobernador de Jamaica. En 1872, fue anexado a Jamaica, situación que rigió hasta 1962. Durante once años, permaneció bajo la administración de las Bahamas. En 1973, con la independencia de las Bahamas, Turks y Caicos pasó a ser colonia del Reino Unido. El 30 de agosto de 1976 se promulgó su Constitución, que sería revisada en 1988. En 1982, las negociaciones de independencia con la “metrópoli” no llegaron a buenos términos.

El archipiélago de Turks y Caicos es conocido por el turismo y por ser un paraíso fiscal (Jonathan Palombo/Creative Commons)

Tropas contra la oposición

Durante los años 80 y 90, las islas vivieron un boom de negocios inmobiliarios, siendo adquiridas grandes porciones de tierras por parte de industrias estadounidenses. Las obras en infraestructura aeroportuaria ayudaron al desarrollo del turismo. Un Club Med, de la conocida red francesa de resorts, se instaló en esa época en la isla Providenciales.

En 1996, debido a las declaraciones del gobernador Martin Bourke admitiendo que el territorio estaba bajo el control del narcotráfico, la oposición exigió su destitución. En abril de ese mismo año, el Reino Unido envió el buque de guerra HMS Brave para patrullar la costa y un batallón de elite llegó a desembarcar en el territorio. En la década de 1990, la metrópoli adoptó medidas que flexibilizaron progresivamente las costumbres de los isleños, como la despenalización de las relaciones homosexuales y la erradicación de la pena de muerte. En 2002, la Corona extendió la ciudadanía británica a su población.

Gracias a su condición de paraíso fiscal, Turks y Caicos entró en la lista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) como uno de los lugares en los cuales se lava dinero (money laundries), pero el gobierno británico reaccionó para controlar la actividad. El archipiélago participa del Banco de Desarrollo del Caribe, mantiene una oficina de Interpol y es una de las 205 selecciones afiliadas a la FIFA, la entidad más importante del fútbol mundial.

Alteraciones políticas

Turks y Caicos heredó su sistema legal de los tiempos en que estuvo vinculado a Jamaica y a las Bahamas, basado en la English Common Law. La Suprema Corte es su máxima institución jurídica.

Como territorio ultramarino de Inglaterra, la jefa de Estado es la reina Isabel II, que está representada en el archipiélago por el gobernador Peter Beckingham (desde octubre de 2013), quien designa al primer ministro entre los parlamentarios de la bancada mayoritaria. El actual primer ministro, Rufus Ewing, del Partido Progresista Nacional (PNP) ocupa el cargo desde noviembre de 2012. La defensa del territorio es responsabilidad de Gran Bretaña, pero Turks y Caicos tiene autonomía en asuntos de seguridad interna y en la regulación de su mercado financiero.

El Parlamento local está formado por diecinueve diputados, trece de los cuales son elegidos por la población (mediante sufragio universal para los mayores de dieciocho años). En la política local, la oposición al PNP es ejercida principalmente por el Movimiento Democrático del Pueblo (PDM). Existe un tercer partido, el Partido Democrático Unido (UDP, United Democratic Party), aún sin representación en la legislatura actual.

Vista de la ciudad de Cockburn, capital de Turks y Caicos (peacenik1/Creative Commons)

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