Principal estadista brasileño del siglo XX, Getúlio Vargas nació en Rio Grande do Sul, estado fronterizo de Brasil con la Argentina y Uruguay. Hizo carrera militar y política, y fue gobernador de su estado natal entre 1928 y 1930. Cuando los efectos de la crisis económica mundial de 1929 derribaron el gobierno de Washington Luís, representante de los agroexportadores de café y del régimen conocido como de la “política del café con leche” (alternancia de presidentes paulistas y mineros), Vargas lideró un movimiento de baja oficialidad que venció a la República Vieja y dio comienzo a dos décadas y media de transformaciones económicas, sociales y políticas que le cambiaron la cara al país.
Al asumir la presidencia en la llamada Revolución de 1930, llevó adelante una política económica de desarrollo industrial y de reconocimiento de los derechos sindicales de los trabajadores. Creó ministerios como los de Trabajo y Previsión Social, además de atender las demandas de la clase media, con la apertura de concursos públicos y el incentivo al crédito para el consumo. Asumió un discurso nacionalista y popular. Fue reelegido presidente en 1934 y, en 1937, reaccionó a una tentativa de sublevación fascista y
a las movilizaciones políticas y militares de los comunistas, y comenzó a gobernar con poderes dictatoriales, inaugurando el régimen del Estado Nuevo.
Vargas fundó las primeras empresas estatales brasileñas. Aprovechándose de la coyuntura mundial conturbada, promovió el modelo de sustitución de importaciones, con lo cual incentivó el desarrollo industrial y económico en el país, con fuerte presencia del Estado. En 1945, al finalizar la Segunda Guerra y bajo el impacto de la caída de los regímenes dictatoriales en Europa, para lo que Vargas contribuyó con el envío de tropas brasileñas a Italia, fue derribado por una coalición de liberales y conservadores. Sin embargo, su ministro de Guerra, Eurico Gaspar Dutra, venció en las elecciones de 1946.
Vargas regresó a la presidencia en 1950, elegido por el voto popular, apoyado en dos partidos fundados por él: el Partido Laborista Brasileño (PTB, Partido Trabalhista Brasileiro), de izquierda, y el Partido Social Democrático (PSD), de centro-derecha.
En su segundo mandato instituyó el monopolio estatal del petróleo y fundó Petrobras. Luego de recibir acusaciones de corrupción y ataques violentos de la oposición, corriendo el riesgo de ser derrocado nuevamente del poder, Vargas se suicidó el 24 de agosto de 1954. Dejó una carta testamento en la que culpaba al imperialismo por los ataques a su gobierno. Con ese gesto extremo desencadenó movilizaciones populares que evitaron un golpe militar e hicieron posible que la misma coalición que lo apoyaba eligiese como presidente, en 1955, a Juscelino Kubitschek.
Dejó como principales herederos políticos a João Goulart, su ministro de Trabajo y a Leonel Brizola.