Lanzada en Santiago el 15 de septiembre de 1965, la revista Punto Final recorrió una trayectoria notable entre las publicaciones de izquierda en América Latina. A modo de definición de la línea editorial seguida durante su trayectoria, la edición conmemorativa de sus 40 años publicó un artículo de Mario Díaz Barrientos en el cual enfatiza el “compromiso con la izquierda, es decir, con las fuerzas que luchan por el socialismo, de hecho antiimperialista y antioligárquico, pero también antirreformista”. Desde su fundación, la revista tiene como editor a Manuel Cabieses.
Punto Final surgió como cuadernillo, dirigido por periodistas que participaban en el periódico Las Noticias de Última Hora y en la revista Panorama Económico. Siguiendo la tradición de la prensa crítica, los ejemplares eran vendidos directamente a los lectores, en las calles y en los cafés de Santiago. Aunque manifestase su independencia, se alineaba políticamente con la izquierda chilena, en particular con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y con la izquierda del Partido Socialista, en los cuales muchos de sus colaboradores militaban.
En los primeros años, la revista disfrutó de un ambiente favorable, debido en gran parte al fortalecimiento de la izquierda chilena y a la intensa lucha política en América Latina. En junio de 1968 fue lanzada la edición del número 59, que publicó el inédito “Diario del Che Guevara en Bolivia”, que vendió más de 65.000 ejemplares. En ese período, la publicación quincenal alcanzó una tirada de 15.000 ejemplares en promedio y apoyó fuertemente la campaña presidencial de Salvador Allende Gossens por la coalición Unidad Popular.
Con la victoria, la revista debió atravesar una reestructuración, dado que muchos de sus colaboradores asumieron cargos de relevancia en el gobierno de Allende. Así, Punto Final continuaría apoyando al gobierno, pero manteniéndose independiente y defendiendo posiciones críticas alineadas con las del MIR.
Dicha coyuntura cambiaría radicalmente con el brutal golpe de Estado dado por Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973. La revista y sus colaboradores comenzaron a sufrir persecuciones y debieron interrumpir sus actividades por un largo período. Dos de sus colaboradores, Jaime Barrios Meza y Augusto Olivares Becerra, murieron durante el bombardeo al Palacio La Moneda, combatiendo al lado de Allende. Otros fueron asesinados o “desaparecidos”. Muchos debieron exiliarse o pasaron a la militancia clandestina.
Punto Final reaparecería en una edición internacional publicada en México, entre mayo de 1981 y fines de 1982, coordinada por Barrientos y contando entre sus colaboradores con Ruy Mauro Marini, José Carrasco y María Eugenia Saul, entre otros.
Recién en julio de 1989, con el proceso de redemocratización, la publicación se retomó en Chile. Desde este período, la revista ha venido participando activamente en proyectos de articulación de la izquierda chilena, denunciando la herencia autoritaria de Pinochet y la profundización de las políticas neoliberales. Tiene gran popularidad entre la militancia de izquierda, principalmente de la juventud chilena.
En 2005, la revista pasó a integrar la red de prensa Voltaire en internet. Sus ediciones, verdaderos archivos históricos, se están digitalizando y colocadas para consulta en la grand red. La publicación tiene entre sus colaboradores Emir Sader, Mario Benedetti, Frei Beto, Patricia Bravo, Mauricio Buendia, Arnaldo Perez Guerra, Luiz Vitale, Hernán Soto, Aran Aharonian, Claudia Korol, Luis Alberto Mansilla, Manuel Salazar Salvo, Antonio Peredo, Leo Wetli, Gabi Werber, Paula Chaín, Paul Walder, entre otros.