Andre Frank fue hijo de un novelista pacifista que lo llevó en su exilio a Suiza a los cuatro años, cuando escapaba del nazismo, y a partir de 1940-1941 se estableció en los Estados Unidos, inicialmente en Hollywood. Más tarde, Frank agregó Gunder a su nombre por el apodo –en referencia al corredor sueco Gundar Haag– que le habían puesto sus compañeros de escuela secundaria.
Desde el principio, Frank tuvo una vida personal plagada de contrastes: el ambiente hollywoodense del trabajo de su padre, la educación en escuelas públicas, el trabajo en fábricas o en actividades de baja remuneración, la carrera en Ciencias Económicas en una universidad de elite (Swarthmore College, en Pennsylvania). Realizó un doctorado en la Escuela de Chicago, donde entró en conflicto con el enfoque neoliberal de sus profesores, entre ellos Milton Friedman. A pesar de haber aprobado con distinción sus exámenes, fue invitado a retirarse del programa de estudios por “incompatibilidad”. Retomó los estudios en la Universidad de Michigan, pero luego los abandonó por un tiempo para convertirse en beatnik en California. Por medio del Centro de Investigación Bert Roselitz Sobre Desarrollo Económico y Cambio Cultural pudo reingresar a la Universidad de Chicago, y en 1957 escribió, para el Departamento de Economía, una disertación sobre la productividad agrícola e industrial en la Ucrania soviética.
Entre 1957 y 1962 dictó conferencias y fue profesor ayudante en Michigan, Iowa y en la Universidad Wayne State (de Michigan). En 1960 realizó un viaje por el Tercer Mundo, visitó Cuba por invitación del Che Guevara, Ghana y Guinea. En 1962 se convirtió en profesor de teoría antropológica, y participó en la construcción de la Universidad de Brasilia (UnB), una de las primeras fuentes de la Teoría de la Dependencia. Allí Frank enseñó con Theotônio dos Santos, Ruy Mauro Marini y Vania Bambirra, inicialmente alumnos suyos.
Durante el período brasileño, polemizó con las tesis de los partidos comunistas de línea soviética, con el estructuralismo cepalino, con la teoría de la modernización y con los neoliberales. Criticó la idea de que el desarrollo de América Latina debía estructurarse en torno a una burguesía industrial progresista, afirmando que la región era capitalista desde sus orígenes coloniales y que en ese marco no había papel alguno para una “burguesía nacional”. Tal como analizó en su artículo “Las relaciones económicas entre Brasil y los Estados Unidos” de 1963, la burguesía nacional, al estar integrada al imperialismo y a los grandes capitales internacionales, ejerce un rol negativo y descapitalizador sobre la expansión regional. El subdesarrollo latinoamericano no debería ser visto como la expresión de las sociedades tradicionales sino como el producto de su integración al desarrollo de la economía mundial, cuya expansión sólo puede generar, para los países dependientes, el desarrollo del subdesarrollo. Según la perspectiva de Frank, influenciada por el maoísmo, para los países dependientes el desarrollo debería establecerse al desligarse de la economía mundial capitalista, en favor de la organización paralela de una economía nacional e internacional socialista.
De la dependencia al sistema mundo
Ocurrido el golpe militar en Brasil, se trasladó a México en 1965, donde se convirtió en profesor en la Escuela Nacional de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y luego a Canadá, donde residió entre 1966 y 1968. Ese año se integró al Departamento de Sociología y a la Facultad de Economía de la Universidad de Chile (UC), donde se vinculó al CESO.
Inició entonces el pasaje de la teoría de la dependencia hacia la teoría del sistema mundo, con el artículo Dependence is dead: Long live dependence and class struggle (1972). Para Frank, la teoría de la dependencia no constituía una alternativa política a la dependencia. La cuestión de su liquidación debía ser puesta en el contexto de la superación de la acumulación capitalista mundial. Tras el golpe militar chileno, se trasladó a Europa, donde se estableció en el Instituto Max Planck de Alemania entre 1974 y 1978, y más tarde en Inglaterra, para residir finalmente en Holanda, en la Universidad de Amsterdam, entre 1983 y 1994.
Reorientación
Su intensificación en el análisis del sistema mundo capitalista se expresó en un principio en Acumulación mundial: 1492-1789 (1976) y en Acumulación dependiente y subdesarrollo: repensando la teoría de la dependencia (1976), en los que buscó entender su larga duración, iniciada en el siglo XVI. En 1972 declaró que la economía mundial estaba ingresando en un ciclo Kondratiev depresivo, lo que llevaría a la reintegración de los países socialistas a la economía global. Analizó la crisis de la economía mundial y la de las deudas externas y apuntó aspectos específicos del ascenso de los Tigres Asiáticos en libros como Crisis in the World Economy (1980) y Crisis in the Third World (1981).
En los años 90, Frank radicalizó esa perspectiva. Abandonando el concepto de modo de producción –por su supuesto eurocentrismo–, defendió la hipótesis de que en los últimos 5.000 años hubo un único sistema mundo, cuyo protagonismo sería mayormente asiático. Movido por la acumulación de capital y regido por estructuras de centro y periferia y ciclos de 400 a 500 años, el sistema mundo sólo habría sido liderado por Occidente a partir del siglo XVIII. Desde esta perspectiva escribió ReOrient (1998), considerada por él mismo su obra máxima, en la que anunció la reubicación de Asia en el eje del sistema mundo del siglo XXI a partir del liderazgo chino.
Polémico, inquieto y provocativo, murió a los 76 años, y dejó tras de sí una vasta obra compuesta por 36 libros y 880 artículos en 27 lenguas.