Presidente de México entre 1988 y 1994, Salinas de Gortari fue elegido candidato debido a su éxito como secretario de Finanzas del gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988). Su inicio estuvo marcado por la defensa de las reformas económicas dentro de un contexto de grave crisis de la economía local, cuyo corolario fue la declaración de la moratoria mexicana y un repentino brote inflacionario.
Luego de haber sido propuesto por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para la sucesión presidencial, venció la disputa contra Cuauhtémoc Cárdenas. Dicha elección quedó sospechada de fraude –durante el recuento de votos, las computadoras dejaron de funcionar y, cuando volvieron a operar, marcaban la victoria del candidato del PRI–, por lo cual la legitimidad de Salinas de Gortari en la presidencia quedó afectada.
En su intención de volver a tener las riendas de la política, Salinas de Gortari inició negociaciones con el Vaticano. A raíz de ello, se reformó la ley que les negaba a los clérigos el derecho al voto. Todas las iglesias fueron reconocidas como personas jurídicas capaces de tener propiedades.
En la esfera económica, el gobierno trató de rescatar la credibilidad del sector financiero revirtiendo el proceso de nacionalización de los bancos de 1982 y renegociando la deuda externa con los bancos acreedores internacionales.
En la práctica, Salinas de Gortari introdujo las políticas neoliberales en el país. Inició el proceso de desguace de las instituciones públicas privatizando sectores esenciales de la economía. También inició negociaciones cuyo resultado fue la creación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), junto con los Estados Unidos y Canadá.
En vigencia desde el 1. o de enero de 1994, el NAFTA abrió la economía mexicana al capital de los Estados Unidos y Canadá, amplió el peso agroexportador de México, generó una desestabilización de la economía, profundizó la recesión y el desempleo y estimuló el ingreso de las llamadas industrias maquiladoras en el país.
Además, Salinas de Gortari reformó la legislación electoral y le quitó a la Secretaría de Gobierno el control sobre las elecciones, buscando disminuir las sospechas de fraude que marcaban los enfrentamientos en las urnas en el país.
Su gobierno estuvo signado por escándalos de corrupción –que involucraron a sus familiares– y por el asesinato del candidato del PRI a la sucesión, Luis Donaldo Colosio. La sospecha de que el presidente y sus aliados más cercanos estarían por detrás del asesinato se correspondía con la disputa interna dentro del PRI, en la cual Colosio asumió una fuerte oposición a los abusos del gobierno. El PRI eligió a Ernesto Zedillo, quien procuró conciliar los intereses de los diversos grupos del partido, para garantizar una aparente inmunidad para Salinas de Gortari.