Obreros, bancarios, profesores, periodistas, estudiantes, artistas plásticos, enfermeros, secretarias y abogados son algunos de los oficios y profesiones paralelos de los actores del Teatro União e Olho Vivo (TUOV). Desde su creación en 1966, durante la dictadura militar, el grupo se asumió como amateur en la verdadera acepción del término: el que tiene amor por el permanente intercambio de experiencias culturales con las comunidades carenciadas de São Paulo y de Brasil.
Durante los primeros seis años, el nombre del grupo era otro: Teatro dos Onze, como referencia a la entidad que lo vio nacer, el Centro Académico XI de Agosto, de la Facultad de Derecho del Largo São Francisco, de la USP (Universidad de São Paulo). Dicho Centro también vio surgir al Teatro Oficina en 1958.
El nombre definitivo llegó a comienzos de la década de 1970, inspirado en el Gremio Recreativo Escola de Samba União e Olho Vivo, que figuraba en el espectáculo Rey Momo (1973). “União e olho vivo” era un saludo que Don Pedro I, un personaje incorporado a aquella puesta en escena, usaba en la vida real.
El director y dramaturgo César Vieira suele ilustrar la forma de manutención económica del grupo como la “táctica Robin Hood”: venta de espectáculos a instituciones privadas, por ejemplo, y aplicación de esos ingresos en las presentaciones en barrios periféricos.
Vieira, que fuera del escenario es el abogado Idibal Almeida Pivetta, define la filosofía del TUOV de la siguiente forma: “Surca los mares de la fantasía, hace flamear la bandera de la utopía”.
En esas cuatro décadas, el repertorio del grupo se vio influenciado por la valorización de una expresión popular sostenida por samba, circo, folclore, literatura de cordel [tipo de literatura surgida en el nordeste brasileño, llamada así porque se ponía a la venta colgándola en tendederos, de contenidos muy diversos y generalmente transmitida en forma oral], fútbol, teatro de revistas y otros elementos. Asimismo, son constantes las relecturas de episodios de los cuales la llamada historia oficial acostumbra renegar.
Cuatro espectáculos emblemáticos: Barbosinha futebó crubi – uma estória de Adonirans (1991), conjunción de la pasión nacional por el deporte con el universo de las composiciones de Adoniran Barbosa; O evangelho segundo Zebedeu (1970), dramatización de la Guerra de Canudos (1896-1897), que entrecruza a Cristo con Antônio Conselheiro; Us juãos i os magalis – chegança de marujos (1996), sobre el intento de invasión extranjera que tuvo lugar a comienzos del siglo XX bajo el mando del joven visionario gaúcho Sebastião Magali en las costas meridionales del Estado de Bahía; y João Cândido do Brasil – a revolta da chibata (2000), recreación del levantamiento de 1910 de los marineros, en su mayoría negros, liderados por el gaúcho João Cândido Felisberto (1880-1969), contra los castigos físicos impuestos por los oficiales, en una demostración de que la mentalidad esclavista tiene fuertes raíces en la elite brasileña.