La fuerza de la narrativa de este colombiano que vive en México hace 49 años se concretiza bajo una estética doblemente versátil, que imprime a sus poemas un tono narrativo y a su prosa, grietas poéticas. Al estilo de Fernando Pessoa o de Joseph Conrad, Maqroll, un personaje-narrador y autorreferente, es su heterónimo presente en toda la obra en versos, reunido en Summa de Maqroll el Gaviero (1973). En la poesía, de acuerdo con el crítico Juan Gustavo Cobo Borda, “asimila rasgos” de Pablo Neruda y Saint-John Perse. En la prosa, se centra en cuestionamientos sociales, políticos y existenciales, atravesados por una realidad inventada, en la cual los personajes buscan la patria utópica desde el exilio.
Entre sus diversas novelas, debutó con La mansión de Araucaína, que fue publicada trece años antes del relato testimonial Diario de Lecumberri (1960), resultado de los quince meses durante los cuales estuvo preso en México. Antes de su primer libro, desarrolló con intelectuales como Luis Buñuel, Juan José Arreola y Elena Poniatowska la revista Mito, en los años 50.
Con la generación de Gabriel García Márquez participó de movimientos culturales en Cali (como el Nadaísmo) contrarios a los valores de la sociedad burguesa, que tienen en el humor el rasgo expresivo para afirmar “la revolución en la forma y en el contenido del orden espiritual imperante en Colombia”.
Se desempeñó como periodista y ensayista, y publicó, entre otros, Caminos y encuentros de Maqroll el Gaviero (2001), De lecturas y algo del mundo (1999) y Contextos para Maqroll (1997). Siguiendo el camino de su compatriota Laura Restrepo, autora de la novela Delirio (Premio Alfaguara, 2004), engendra literariamente un diálogo de narradores a través del cual promueve la confusión entre ficción y realidad.
El reconocimiento de su vasta obra reúne importantes premios como el Cervantes (2001), Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y Príncipe de Asturias, ambos de 1997. Otra obra: Llona llega con la lluvia (1987).