Dando continuidad, en principio, al modelo de la Bienal de Venecia (fundada en 1895), que se basaba en las exposiciones internacionales del siglo XIX, las exhibiciones bianuales de arte se transformaron en una tradición particular en América Latina. Surgieron en el momento en que el arte latinoamericano ya había realizado sus principales innovaciones y podía equipararse (o hasta superar) al arte moderno internacional. Las bienales latinoamericanas funcionaron no sólo como forma pedagógica de conocimiento y de apreciación del arte internacional, sino también como afirmación de la creatividad y, eventualmente, de la originalidad del arte producido en la “periferia” del capitalismo y del sistema de las artes, a los cuales ellas también se integraron.
Muchas muestras de ese tipo tuvieron lugar después de la inauguración de la primera, la Bienal de São Paulo, Brasil. Otras desaparecieron frente a crisis o cambios de contexto. Un ejemplo fue la Bienal Americana de Arte, organizada a comienzos de los años 60 en la ciudad de Córdoba, Argentina, que terminó antes del fin de la década. Esta bienal estaba subvencionada por las Industrias Kaiser, con apoyo del gobierno norteamericano y de la Organización de los Estados Americanos (OEA), y, según el crítico cubano José Gómez Sicre –radicado en los Estados Unidos y en ese momento jefe de la División de Artes Visuales de dicha organización–, habría sido orientada para oponerse a lo que él consideraba un “complot político” comunista que estaría “infiltrado” en la Bienal de São Paulo. Algunas de las más importantes muestras bienales de América Latina son las que siguen a continuación presentadas en orden cronológico.
La Bienal Internacional de São Paulo (1951) fue inaugurada por los críticos y artistas relacionados al Museo de Arte Moderno de São Paulo (1948) y financiada, en principio, por el empresario y mecenas ítalo-brasileño Francisco Matarazzo Sobrinho. Desde su segunda edición pasó a realizarse en un gran pabellón del Parque del Ibirapuera, en la ciudad de São Paulo, proyectado por el arquitecto Oscar Niemeyer. Fue la primera exposición bienal internacional de las Américas y una de las tres más grandes del mundo. En 1978, a partir de las discusiones sobre el lugar de América Latina en las Bienales de São Paulo, tuvo lugar la primera y única edición de la Bienal Latinoamericana de São Paulo, incentivada por las ideas de los críticos Aracy Amaral y Juan Acha. En 2001 se conmemoraron los cincuenta años de la muestra con un homenaje a su fundador.
La Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano y del Caribe (1970), en la ciudad de San Juan (Puerto Rico), fue impulsada por el Instituto de Cultura Puertorriqueño con el apoyo del gobierno federal. Se destaca por privilegiar trabajos de artes gráficas, grabados, estampas y, recientemente, arte digital. Desde 1984, la muestra se presenta en el edificio del Arsenal de la Marina, en San Juan.
La Bienal Iberoamericana de Arte (1978) tuvo lugar primeramente sólo en la Ciudad de México, en el Palacio de Bellas Artes, promovida por el Instituto Cultural Domecq con el apoyo del Consejo Nacional de Cultura y del Instituto Nacional de Bellas Artes. Esta bienal está centrada en los artistas provenientes de los países de lengua portuguesa y española. Las ediciones seleccionan una técnica o tema como eje de presentación. Desde 1997 se articula con la Bienal Iberoamericana de Lima, en Perú, luego de que esta ciudad fue elegida Patrimonio Universal de la Humanidad y Plaza Mayor de la cultura iberoamericana.
La Bienal de La Habana (1984) abarca artes plásticas, artesanía, arquitectura y debates críticos. Es promovida por el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam con la subvención del Ministerio de Cultura de Cuba y funciona como lugar de debate del arte no sólo latinoamericano, sino también de todo el Tercer Mundo. Desde su segunda edición ha incluido también el arte de otras partes del mundo periférico, como Asia, África, Medio Oriente y Oceanía. De fuerte impronta política, pretende ser una alternativa al modelo de las grandes muestras internacionales.
La Bienal Internacional de Pintura de Cuenca (1986) es un proyecto cultural de la ciudad de Cuenca (Ecuador), y tiene como objetivo abrir espacios para nuevas experiencias e ideas sobre la pintura en América Latina, el Caribe y América del Norte, en este último caso dando prioridad a la recuperación de la pintura indígena en los Estados Unidos.
La Bienal Internacional de Santa Fe (1995), a pesar de estar ubicada en territorio norteamericano, en el estado de Nuevo México, tiene como objetivo presentar el arte contemporáneo regional, nacional e internacional en torno del arte latinoamericano. Cada edición fue organizada por un tema.
La Bienal de Artes Visuales del Mercosur (1997) tiene lugar en la ciudad de Porto Alegre, en el sur de Brasil, y es promovida por la Fundación Bienal de Artes Visuales del Mercosur. Surgió a partir del proyecto de unión comercial de los países del Cono Sur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y más tarde también Chile y Bolivia), y busca unir los intereses del mercado a proyectos culturales, artísticos, educacionales y sociales. Su primera edición, elaborada por el crítico brasileño Federico Morais, propuso repensar la historia del arte desde un punto de vista latinoamericano en oposición a la visión euro-americana.