Hacia mediados del siglo XX fue emergiendo, sobre todo en los Estados Unidos, el concepto de juventud como forma de nominar un nuevo tipo de identidad social. Este nuevo ámbito de identidad fue constituyéndose en la medida en que se ampliaba el desfase entre el ciclo vital biológico-psicológico y el ciclo vital social: la conformación de una categoría de personas, biológicamente adultas y psicológicamente desarrolladas como para generar una conciencia de identidad, pero aún no consideradas adultas en el marco de la organización económico-social. Mientras en 1910, los jóvenes norteamericanos entre los 14 y 20 años estaban ubicados en la esfera de la producción en una proporción cercana a la de la población en su conjunto (51,3%), en 1950 menos del 40% entre las edades de 14 a 24 se encontraba entre los trabajadores o empleados regulares, lo que significa que entre los 14 y los 20 años la proporción debió haber sido mucho menor. La agrupación de edades del censo estadounidense de 1950 no permite establecer esta relación, pero censos posteriores lo evidencian de manera contundente. El Censo de 1970 señala que la tasa de participación en la fuerza de trabajo entre las edades de 20 a 24 años fue del 68%, es decir, superior a la de la población en su conjunto, y casi el doble de la de los jóvenes entre 16 y 19 años, diferencia que lógicamente habría sido aún mayor si se hubiesen incluido los jóvenes de 14 y 15 años.
La identidad juvenil se expresó sobre todo en la música rock, y como nicho de mercado para productos asociados al mundo rockero. Además, en el étnicamente segregado urbanismo norteamericano tomó la forma de las pandillas o “gangas” juveniles para proteger el espacio de sus comunidades transformadas en guetos. Dentro de este conflicto, los jóvenes de cada comunidad “minoritaria” defendían lo único que sentían poseer: su vecindario y su gente, como bien ejemplifica para Nueva York, el musical (y luego filme) de 1955, West Side Story. En esa coyuntura, en 1958 se organizó en Chicago la ganga juvenil puertorriqueña de los Young Lords, que en un comienzo se enfrentaba a las gangas negras y de italoamericanos, a
la vez que confrontaban a la policía del Estado cuando sus agentes hostigaban a la vecindad. Sus reuniones primero se realizaban en las esquinas de las calles, y luego se empezaron a celebrar en las iglesias de los barrios puertorriqueños cuando su radio de actividad se amplió para atacar la discriminación en los planos de la salud y la educación y, desde allí, establecían sus lazos con el resto de las organizaciones comunitarias.
Paralelamente a la ganga afroamericana de los Black Panthers, los Young Lords fueron politizándose en la década de 1960. En unos famosos disturbios urbanos que experimentó Chicago en 1966 lideraron a la comunidad en sus enfrentamientos masivos con una policía corrupta, contra continuos abusos y en reclamo de sus derechos. En 1969, la organización se expandió a Nueva York. La acción más contundente allí ocurrió en 1970, cuando los Young Lords tomaron el Hospital Lincoln y llevaron sus servicios a la calle, acción para la cual recibieron el apoyo de las enfermeras y otros empleados. La policía neoyorquina, con todo su aparato represivo, tardó 24 horas en terminar la ocupación popular del hospital.
En su proceso de politización, los Young Lords abogaron por la libre determinación de los puertorriqueños, tanto en la resolución del conflicto colonial de la isla, como en lo que se llamó “el colonialismo interno” en los Estados Unidos. Insistían en una democracia directa donde la comunidad tuviera injerencia en la administración y distribución de los servicios públicos. Abogaban por una educación bilingüe y bicultural, y su labor fue fundamental para el surgimiento de los programas de estudios puertorriqueños y las políticas educativas de affirmative action. Patrocinaron, igualmente, la lucha feminista y, en el ámbito de la salud pública, los derechos reproductores de la mujer. Junto con los Black Panthers, buscaron poner fin a las luchas entre distintos grupos étnicos que, curiosamente, habían dado origen a las gangas. Ambas ex gangas fueron sumamente importantes en las luchas de Martin Luther King, en el Movimiento por los Derechos Civiles y, más adelante, en la política “arco iris” del reverendo negro Jesse Jackson en el seno del Partido Demócrata.
El entrecruce de la identidad juvenil con otras identidades sociales étnicas, barriales y nacionales alcanzado por el movimiento de los Young Lords fue fundamental para la emergencia y la consolidación de las expresiones culturales de mayor impacto de los latinos en los Estados Unidos de las últimas décadas: la salsa y el movimiento hip-hop.