Seregni, Líber

Montevideo (Uruguay), 1916 - 2004

Enflaquecido, cansado pero no vencido, Líber Seregni salió de la prisión en marzo de 1984, casi exactamente trece años después de haber iniciado una peculiar carrera política en la conducción del Frente Amplio (FA). Megáfono en mano y ante una audiencia expectante y enfervorizada, marcó la tónica de su papel en la transición democrática:

Han pasado diez largos años; salgo con la conciencia tan tranquila como entré; salgo más firme, más convencido de nuestros ideales, salgo más decidido que nunca [...]. Somos y seremos una fuerza constructora, obreros de la construcción de la Patria del futuro. [...] La pacificación que lleve al reencuentro de los orientales tiene que reconocer necesariamente la más amplia de las amnistías, el retorno de los exiliados.

Hijo de un inmigrante italiano de filiación batllista y dedicado al negocio inmobiliario, frecuentó la escuela y el liceo públicos. Algunos lo recuerdan como fundador (junto a Carlos Martínez Moreno) de la Asociación de Estudiantes del Liceo Zorrilla. Ingresó como cadete en la Escuela Militar en 1933, iniciando una extensa carrera militar que lo llevaría a los más altos niveles jerárquicos del Ejército. Sus estudios en la Escuela Militar en el Arma de Artillería, su especialidad en Geodesia y Astronomía, su ascensión por concurso a general y su desempeño en el mando de las regiones II (1964) y I (1967), ponen de manifiesto una carrera militar intensa a la que habría que agregar –en los años 40– su integración a la Comisión de Límites Uruguay-Brasil, su actuación como agregado militar en los Estados Unidos y México, y su adscripción a la delegación uruguaya en la Conferencia de Chapultepec, donde se delineó el sistema de “defensa interamericana”.

Durante los años 60 supo presidir las corrientes constitucionalistas dentro del Ejército, en confrontación directa con las logias nacionalistas y golpistas que ya por entonces presionaban para una intervención militar antidemocrática. En 1968 asumió la jefatura de la Región Militar Nº 1, con sede en Montevideo, la más poderosa, desde donde se contrapuso al poyecto del entonces presidente Pacheco Areco por involucrar en forma directa a las Fuerzas Armadas en la espiral represiva contra la creciente movilización popular. En función de sus discrepancias con la gestión del gobierno, en noviembre de 1968 solicitó su pase a retiro, otorgado en abril del año siguiente. Tras un viaje por Europa y los Estados Unidos, en 1971 fue nominado como presidente de la flamante coalición de izquierdas: el Frente Amplio, y junto a los médicos Juan José Crottogi­ni y Hugo Villar integró la fórmula de la coalición para las elecciones de noviembre de ese año.

Luego del golpe de Estado de 1973 fue encarcelado –con un breve intervalo entre noviembre de 1974 y enero de 1976– durante casi diez años, se convirtió así en un preso político emblemático a nivel latinoamericano y mundial. Su liberación (aunque continuase proscripto) lo impulsó a ocupar un papel central en la relación de los partidos con las Fuerzas Armadas durante la transición democrática. En la década siguiente al retorno a la institucionalidad civil, como presidente del Frente Amplio, se constituyó en actor decisivo en la agenda nacional y en un muy hábil articulador insustituible para mantener la unidad pese a la conflictiva interna de la coalición de izquierdas. Presidente del Frente Amplio durante un cuarto de siglo, renunció a su cargo en 1996 al no encontrar respaldo en sus gestiones por la reforma constitucional en las otras fuerzas políticas. Lejos de retirarse de la vida pública, creó al año siguiente el Centro de Estudios Estratégicos 1815, desde donde bregó insistentemente por el establecimiento de acuerdos interpartidarios para respaldar reformas estructurales que entendía impostergables para la transformación del país. Aquejado de una enfermedad irreversible, en diciembre de 2003 se retiró de la vida pública. Murió unos meses después, el 31 de julio de 2004, apenas tres meses antes del triunfo de la izquierda, sin poder cumplir su sueño tantas veces anunciado de no morirse sin ver al Frente Amplio ganar el gobierno. Líder histórico de la izquierda uruguaya, figura reconocida dentro y fuera de las fronteras, referente nacional más allá de banderas, en cumplimiento de su propia decisión testamentaria sus restos descansan en la Meseta de Artigas, al norte del país, símbolo de la figura a la que admiró y que inspiró siempre su lucha cívica.

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por admin Conteúdo atualizado em 19/05/2017 18:38