Hijo de obreros, entre choros y billares, frecuentó el “bajo mundo” de la delincuencia paulista y carioca, poblado de juegos de azar, rufianes y prostitutas. Con su primera publicación, Malagueta, perus e bacanaço (1963), colocaba a los excluidos como protagonistas de las tramas aprendidas en los bares de las zonas populares. Considerada su obra más importante, el cuento “Paulinho Perna Torta”, publicado en Os dez mandamentos (1965), elabora el lenguaje de la población urbana y marginada, que registra en sus andanzas suburbanas.
Bajo las amenazas de la dictadura militar brasileña de los años 60, empezó a desarrollar una intensa actividad periodística en la prensa alternativa y participó del equipo de la histórica revista Realidade. A comienzos de los años 70 en Abraçado ao meu rancor (1986) escribió: “Desaprendí la pobreza de los pobres y aprendí la pobreza avergonzada de la clase media”. Esa profunda conciencia de clase define su estilo, precursor de la generación de Paulo Lins y Ferréz y tributario de otro maldito, Lima Barreto, en quien decía inspirarse. Otras obras: Leão-de-chácara (1975); Ô, Copacabana (1978).