Formado en derecho, antes de integrar el alto escalafón público, en los años 50 comenzó su carrera policial como comisario, en Río de Janeiro, cumpliendo sus funciones en el destacamento durante la mayor parte del tiempo. De ese período extrajo, a partir de las numerosas historias que presenció, los temas y tipos que componen su obra, merecedora del Premio Luís de Camões (2003). Según Sérgio Sant’Anna, la publicación de su tercer libro, Lúcia McCartney (1967), fundó “un nueva orden” en la literatura brasileña. Anticipó el tipo de novela policial luego desarrollado por Patrícia Melo y Chico Buarque de Holanda, entre otros.
Enseñó en el área de las relaciones públicas y se destacó en psicología, evidenciando su rara percepción para desentrañar complejas relaciones sociales, que usó con destreza en la escritura de sus primeros cuentos reunidos en Os prisioneiros (1963). Cuentista vigoroso, desvela la violencia a través de una prosa ágil y concisa, como el curitibano Dalton Trevisan, con quien compartió la extraordinaria narrativa brasileña de mediados de la segunda mitad del siglo XX. Interesado en el arte cinematográfico, escribió varios guiones de cine.
En 2012 recibió el Premio Ibero Americano de Narrativas Manuel Rojas, del gobierno de Chile. Y en 2014 ganó el Premio Jabuti en la categoría cuentos y crónicas con la obra Amálgama (2013).
Otras obras: A grande arte (El gran arte) (1983); Bufo & Spallanzani (1986)), Vastas emoções e pensamentos imperfeitos (1988), Agosto (1990).