En 1952, intelectuales de Río de Janeiro crearon el Instituto Brasileño de Estudios Sociales y Políticos (IBESP) para discutir los problemas del país. Tres años después, el Decreto n.º 37.608 del gobierno federal creó oficialmente la entidad como órgano del Ministerio de Educación y Cultura, con el nombre de Instituto Superior de Estudios Brasileños (ISEB), con sede en Río de Janeiro. Sus principales integrantes fueron Guerreiro Ramos, Álvaro Vieira Pinto, Roland Corbisier, Hélio Jaguaribe, Nelson Werneck Sodré, Ignácio Rangel y Cândido Mendes de Almeida.
Por ser nacionalista, el ISEB tenía entre sus objetivos impulsar un pensamiento en ciencias sociales, capaz de promover el desarrollo brasileño. Éste estaría asociado a la industrialización, liderada por los segmentos nacionales y productivos de la sociedad. El esquema reservaba un papel central a la burguesía industrial, punto de convergencia de una gran alianza que articularía a los trabajadores y los estratos medios contra el imperialismo y las oligarquías agrarias o mercantiles.
Sin embargo, en el seno del ISEB surgió la contradicción entre el apoyo al gobierno Kubitschek y las políticas que éste practicaba, que combinaban la sustitución de importaciones con la penetración del capital extranjero para la inversión directa en la industria.
El conflicto saltó a la vista con el libro de Hélio Jaguaribe, O nacionalismo na atualidade brasileira (1958). Éste distinguía entre el nacionalismo de fines, subordinado al objetivo del desarrollo, para el cual contribuye el capital extranjero, y el nacionalismo de medios, que no aceptaba esa contribución. La propuesta de Jaguaribe de privatizar el sector petroquímico encontró una fuerte oposición, liderada por Guerreiro Ramos. El conflicto terminó con el abandono de ambos del ISEB. Guerreiro, a fines de 1958, y Jaguaribe, en marzo de 1959.
A partir del gobierno Goulart, el ISEB fue dirigido por Álvaro Vieira Pinto y Nelson Werneck Sodré. Haciéndose eco del ambiente de radicalización social, el instituto matizó el protagonismo de la burguesía industrial en la alianza nacionalista y destacó el tema de las reformas de base. La dictadura militar puso fin a su existencia con el Decreto n.º 53.884 del 13 de abril de 1964, destruyendo su biblioteca y sus archivos, anulando los derechos políticos de sus miembros y sometiéndolos a averiguaciones militares.