Los años de 1961 y 1962 fueron decisivos en la defensa de la joven Revolución Cubana frente al imperialismo y la contrarrevolución. Actualmente se sabe que los Estados Unidos planeaban su destrucción ya antes de su triunfo en 1959. En 1960, el presidente Eisenhower aprobó el plan para derribar el gobierno cubano a través de acciones ilegales, mientras se cortaban la venta de combustibles y la compra de azúcar. El gobierno revolucionario nacionalizó las propiedades estadounidenses en agosto y las de la burguesía cubana en octubre.
La suerte estaba echada. En 1959 se crearon en Cuba las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR), organización militar de masas a la que pertenecieron cientos de miles de hombres y mujeres. En 1960 se formaron los Batallones de Combate de las MNR y se fortalecieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias. El país se lanzó a una febril actividad de defensa. Los sabotajes y los actos de terrorismo crecieron, y el 15 de abril de 1961 fueron bombardeados aeropuertos cubanos, con el objetivo de destruir en tierra la minúscula fuerza aérea del país. El día 17, una brigada de 1.500 contrarrevolucionarios, entrenada y fuertemente armada por los Estados Unidos, desembarcó al sudeste de Matanzas, apoyada por aviones y con presencia naval yanqui. La respuesta popular no fue lo que el imperialismo esperaba. La invasión fue sometida a ataques incesantes desde la playa Larga y de la Central Australia hasta la playa Girón, donde los invasores se rindieron al atardecer del miércoles 19. No hubo ninguna insurrección a su favor en el país, que vivió una fuerte tensión durante aquella hazaña.
La Playa Girón –nadie en Cuba llama a ese evento histórico de “Bahía Cochinos”– fue la primera victoria del socialismo en América.
Un año y medio después, el gobierno de Kennedy, luego de fracasar en su política de terrorismo y subversión contra Cuba, no descartaba aún una invasión directa. La Unión Soviética y Cuba habían estrechado los lazos militares y estaban instalando en el país bases para proyectiles nucleares, por iniciativa de la Unión Soviética. Cuba entendió que, además de garantizar así su defensa, era una justa contribución para la defensa del socialismo en el mundo, pero exigía de la Unión Soviética la firma de un tratado de defensa mutua en relación con ese asunto, de forma pública, como convenía a dos países soberanos. La Unión Soviética no lo hizo y, en octubre de 1962, los Estados Unidos obtuvieron información sobre la presencia nuclear en Cuba. Así, estalló la crisis, el 22 de octubre, cuando Kennedy denunció el hecho y anunció un bloqueo naval al país. El mundo estaba al borde de una guerra nuclear.
Cuba entera se movilizó, dispuesta incluso al holocausto en defensa de su Revolución. Fidel Castro reiteró la posición cubana irreductible y presentó los Cinco Puntos como requisitos para una negociación (fin del bloqueo, de la subversión, de los ataques piratas, de las violaciones del espacio aéreo y marítimo, y devolución del territorio de Guantánamo). El viernes 26, la invasión de Cuba por el Ejército yanqui parecía inminente. Así, la Unión Soviética cedió, y el día 28 firmó un pacto con los Estados Unidos a espaldas del gobierno cubano, que se siguió negando a dejarse inspeccionar por quien fuere y se mantuvo en estado de movilización total. Mientras los soviéticos retiraban su material nuclear, el secretario general de la ONU y el dirigente soviético A. Mikoyan visitaron el país. La Crisis de Octubre, o Crisis de los Misiles, como es conocida en otros países, terminó con lecciones disímiles: la Unión Soviética se guiaba por sus intereses geopolíticos, y no por el internacionalismo; sólo la firmeza del pueblo y su dirección podían garantizar la Revolución Cubana.