Como muchos de los géneros caribeños, el calipso (también conocido como kaiso) forma parte del folclore y, al mismo tiempo, es un género vivo y cambiante a través del cual muchos artistas se reinventan a sí mismos. La música se originó en la isla caribeña anglófona de Trinidad y Tobago sobre la base de la tradición del praise singer del África occidental, que era el trovador encargado de transmitir, de generación en generación, la historia oral de la tribu cumpliendo, asimismo, la función de comentarista social (tanto crítico como adulador) y frecuentemente satírico. El término fue registrado por primera vez en el año 1900 y se lo vincula con el proceso inicial de proletarización de una población campesina surgida décadas antes de la emancipación de los esclavos.
La tradición hace referencia a ese tipo de trovador en varias de las Antillas Menores desde finales del siglo XVIII: carrousseaux, en el criollo francés, y careso en las islas Vírgenes, por ejemplo. Sin embargo, la música a través de la cual se expresa la trova parece haberse instalado a principios del siglo XX, combinando formas de herencia africana con todo el crisol de las diversas dominaciones coloniales que sufrió Trinidad: española, portuguesa, francesa y, finalmente, británica. También se evidencia en su música la influencia de la vecina Venezuela. El calipso se expandió rápidamente por las Antillas anglófonas y, actualmente, es un género difundido en toda la cuenca caribeña, incluyendo el Caribe hispánico, como también en la costa atlántica de Costa Rica, en Panamá, en Puerto Rico, etcétera.
Bandas de acero
En Trinidad, el calipso está estrechamente ligado al carnaval, que en la segunda mitad del siglo XX, dejó de ser una actividad aristocrática para convertirse en una actividad popular. En las últimas décadas, el carnaval de Puerto España ha venido compitiendo con el de Río de Janeiro y con el de Venecia, como uno de los más espectaculares del mundo. Los historiadores del calipso señalan el año 1921 como la fecha en que la tradición de ensayar las canciones que serían tocadas por las comparsas en una especie de carpas (tents) se consolidó como un segundo espacio de expresión autónomo. Desde aquella época el calipso se dividió en dos expresiones básicas: el road march, o la canción símbolo de cada comparsa, y el “reinado” del calipso de las diferentes tents. Como una música asociada a un evento particular del calendario festivo, los calipsos varían cada año. Anualmente se realizan competencias para seleccionar la mejor composición en cada una de sus variantes.
Con el desarrollo de la industria petrolera en Trinidad surgió una nueva y extraordinaria modalidad de expresión de timbre. Martillando los extremos de sus barriles de acero se fueron inventando instrumentos de percusión que también podían ser melódicos y se desarrollaron “orquestas” con las distintas tonalidades de diversos steel drums: las “bandas de acero”, o steel bands. Éstas acompañan el road march en las comparsas mientras que en las tents, los calypsonians son acompañados por conjuntos de instrumentos más convencionales de la danza social: piano, trompetas, bajo, etc.
El calipso fue grabado por primera vez en el año 1941, como parte de la campaña de expansión de la Compañía Víctor, que promocionaba la venta de gramófonos. Aunque en los años 20 fueron grabados algunos discos producidos por inmigrantes de Trinidad en los Estados Unidos, el género se insertó de lleno en la industria discográfica recién en la década siguiente, cuando algunos empresarios de Trinidad mandaron a los calypsonians Attila the Hun y Roaring Lion a grabar en Nueva York. Hasta la actualidad, dichos intérpretes son identificados por sus apodos. Raymond Quevedo (Attila the Hun), cuya madre era oriunda de Trinidad y cuyo padre era venezolano, fue muy importante no sólo por sus composiciones, sino también por haber escrito (con la ayuda del estudioso John La Rose) el primer libro sobre esa tradición musical, Atilla´s Kaiso: a Short History of Calypso (1983).
Crítica social y éxito en las hit parades
La crítica sociopolítica caracteriza a la tradición del calipso con una inclinación claramente de izquierda. El calypsonian internacional más conocido es Mighty Sparrow (Slinger Francisco), nacido en Granada y criado en los barrios populares de Puerto España. Una de sus más famosas composiciones se titula Capitalism gone mad (1983). Además del calipso, él popularizo un género derivado: el soca, que “fusiona” el calipso, en un principio, con el soul estadounidense y, más adelante, con otros géneros, principalmente con la tradición sonora de los inmigrantes hindúes de Trinidad. También merecen ser destacados Calypso Rose (la única mujer que ganó competencias anuales), Black Stalin y Lord Kitchener.
El artista David Rudder hace una distinción entre los calypsonians propiamente dichos, con sus apodos provocadores y pintorescos, y los cantantes que utilizan el calipso y varios otros géneros “como es su caso (que por tal motivo no utiliza ningún apodo) y el más conocido de todos, Harry Belafonte”.
De ascendencia jamaiquina, Belafonte nació en Nueva York en 1927. Ya era un artista conocido cuando comenzó a cantar calipso, género con el cual adquirió mayor notoriedad. Y había aparecido en varias películas y grabado tres o cuatro discos cuando, en 1959, grabó Calypso, disco que vendió más de un millón de copias y ocupó el primer lugar en la hit parade de los Estados Unidos durante 31 semanas consecutivas. Aquel disco incluye los dos más grandes éxitos de su carrera: Jamaica Farewell y Day-o (o Banana Boat Song), ambas piezas del folclore caribeño. También tuvo éxito su disco en español de composiciones del Caribe hispánico.