Sportivo Teatral

Fundado en 1986, en el barrio de Palermo, en Buenos Aires, por Ricardo Bartís, actor, director y dramaturgo, el Sportivo Teatral es un espacio que reúne directores y actores que buscan un lenguaje teatral autónomo, en el que la actuación se convierte en relato principal. El Sportivo Teatral se posiciona contra el deterioro del pensamiento crítico y la ausencia de audacia poética, que producen lenguajes cada vez más convencionales, donde la vigencia de nociones como estructura dramática, representación, verdad y verosimilitud corresponde a un modelo dominante de pensamiento. El grupo propone un teatro que apuesta a la creencia de que es el actor quien instituye el lenguaje escénico y de que el texto teatral no preexiste a los cuerpos en el escenario: éstos, sí, producen otra especie de narrativa, otros volúmenes, texturas y velocidades diferentes; en suma, multiplicidad.

Para Bartís, el teatro debe pensarse a partir de la escena propiamente dicha, como acontecimiento que se produce entre el artista y el espectador, y que genera una conexión de convivencia. El trabajo del actor sobre el escenario se asemeja, en su relación con los demás actores y el público, a la experiencia pasional y espacial del fútbol; de ahí su capacidad de adaptación y velocidad de respuesta en escena. La relación de Ricardo Bartís con el teatro surgió con el golpe de Estado en la Argentina, en 1976. El trauma de la dictadura le exigió pensar nuevamente la totalidad de la historia de su país. Su teatro es una máquina de traducción poética de la experiencia de la propia cultura.

Los espectáculos Postales argentinas (autoría de Pompeyo Audivert y Ricardo Bartís, 1989) y Hamlet o la guerra de los teatros (Ricardo Bartís, sobre texto de William Shakespeare, 1991) son considerados por la crítica como hitos de la renovación de la escena en la Argentina. Otros espectáculos notables del grupo fueron: Muñeca (Armando Discépolo, 1994); El corte (creación colectiva, 1996); El pecado que no se puede nombrar (a partir de textos de Roberto Arlt, 1998); La última cinta magnética (Samuel Beckett, 2000); y Teatro proletario de cámara (sobre textos de Osvaldo Lamborghini, 2000); Donde más duele (Ricardo Bartís, 2003); Olivos (Ricardo Bartís, 2004); y De mal en peor (Ricardo Bartís, 2005), un homenaje a la literatura dramática de Florencio Sánchez. Con excepción de Olivos, dirigido por Eugenio Soto y Eleonora Mónaco, todos los demás espectáculos citados fueron dirigidos por Ricardo Bartís. Además de la producción artística, el Sportivo Teatral desarrolla proyectos pedagógicos con la realización de seminarios y cursos dictados por sus integrantes.

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por admin Conteúdo atualizado em 06/05/2017 17:17