La obra del cubano abarca novela, poesía, relatos y una extensa lista de textos críticos y ensayos volcados a temas como el erotismo y la teoría sobre el barroco y el neobarroco. Comenzó su carrera como crítico de literatura y de arte en 1960, año en que dejó Cuba y se fue a estudiar a París.
En Francia, donde vivió hasta su muerte, se vinculó con un círculo de pensadores y escritores estructuralistas. Allí colaboró con la revista Tel Quel y trabajó en Éditions du Seuil. Ese ambiente intelectualizado le imprimió a su prosa y a su poesía tendencias significativamente vanguardistas y experimentalistas.
En su escritura de ficción se notaba una clara preferencia por el submundo, enfocando en la figura del travesti, un rasgo que el escritor argentino Néstor Perlongher entiende como el “culto a la lírica de lo bizarro”.
Fue reconocido como un importante renovador de los géneros literarios en América Latina, lo que lo llevó a ser el interlocutor de los cubanos José Lezama Lima y Virgilio Piñera.
La novela Maitreya (1978) es uno de sus títulos más conocidos. Otras obras: Big-bang (1974), Un testigo fugaz y disfrazado (1985).