Director de cine brasileño, de origen presbiteriano, Glauber Pedro de Andrade Rocha tuvo una formación bíblica. En Salvador, capital del Estado de Bahía (Brasil), ingresó a la Facultad de Derecho, pero no terminó. En los años 50 realizó su formación cinematográfica, en especial en el Club de Cine de Bahía, en una época de gran efervescencia cultural. Hizo crónicas de cine en Radio Excelsior de Bahía y escribió críticas para periódicos y revistas de su Estado.
En 1959 concluyó su primer cortometraje experimental, O pátio En ese año se casó con Helena Ignez, quien se convirtió en una importante actriz en los años 60. Comenzó a publicar artículos en el Jornal do Brasil (Río de Janeiro). Fue productor ejecutivo de A grande feira (Roberto Pires, 1962). Comenzó a filmar Barravento (1962) en 1960, montado por Nelson Pereira dos Santos.
Se aproximó a jóvenes que, como él, integraron el grupo Cinema Novo. En 1963 publicó el libro Revisão crítica do cinema brasileiro (Revisión crítica del cine brasileño), polémico e irreverente, en el que analizó el cine hecho en el país, destacando las producciones de Humberto Mauro y de los cineastas independientes de la década de 1950. En 1964 lanzó el clásico Deus e o diabo na terra do sol (Dios y el diablo en la tierra del sol) –filmado en el interior de Bahía–, filme considerado uno de los fundamentales del cine brasileño y aclamado internacionalmente. En 1965, en Génova, en la V Reseña del Cine Latinoamericano, Glauber presentó su manifiesto Estética da fome, donde defendía el distanciamiento del cine industrial del patrón hollywoodense y afirmaba que la violencia era la más noble manifestación del hambre. El Cinema Novo defendió, entonces, una estética de la violencia, con un tono transformador y conscientizador.
En 1966 filmó dos cortometrajes: Amazonas, Amazonas, documental colorido hecho por encargo del gobierno del Estado, y Maranhão 66, también documental, encargado por José Sarney, que asumía como gobernador. Terra en transe (1967) narró la trayectoria de Paulo Martins, poeta y periodista vinculado a Porfirio Díaz, líder conservador de derecha. Paulo fue cooptado por la comunista militante Sarah, pasando a apoyar al líder populista Vieira –que competía en la presidencia de Eldorado con Díaz–. Éste dio un golpe de Estado y se convirtió en presidente. Martins terminó muerto. El filme fue premiado en Cannes y posee una grandiosidad estética reconocida por varios segmentos de la crítica cinematográfica.
En 1968 filmó Câncer, que se lanzó en 1972. O dragão da maldade contra o santo guerreiro (1969), colorido, retomó el universo narrativo de Deus e o diabo, y se constituyó en el mayor éxito comercial de la carrera de Glauber, que fue premiado em Cannes como mejor director, además de recibir muchos otros premios. Fue coproductor de Brasil, ano 2000 (1968), de Walter Lima Jr., que estuvo casado con su hermana, Anecy Rocha. Con el decreto del Acto Institucional n. o 5 (AI-5) del régimen militar, Glauber partió al exterior, acompañando O dragão da maldade por los festivales de Europa. Filmó en el antiguo Congo, Der leone have sept cabeças (1970), con actuación de Jean-Pierre Léaud, obra mal recibida por la crítica y por los cinéfilos. Casi simultáneamente dirigió, en Cataluña, Cabeças cortadas (1970), también enfrentando gran rechazo. El filme fue prohibido en Brasil y permitido recién en 1978.
Glauber volvió a Brasil en 1970, pero su permanencia se tornó imposible. Viajó entonces a los Estados Unidos, Chile y varios países europeos. En 1971 se estableció en Cuba y, al año siguiente, comenzó a hacer con Marcos Medeiros la História do Brasil (1974), documental realizado con material de archivo y finalizado tres años después. En 1975 dirigió Claro, tal vez su filme más complejo. Volvió a Brasil en junio de 1976 –en 1974 había apoyado al gobierno del general Ernesto Geisel, gesto bastante criticado por varios sectores de la intelectualidad del país–. Filmó el funeral del pintor Emiliano Di Cavalcanti, realizando un corto con el mismo nombre, y fue premiado en Cannes (1977). Sin embargo, la familia del artista consiguió impedir judicialmente la exhibición del filme, que continúa prohibido. En ese mismo 1977 realizó un corto documental llamado Jorjamado no cinema, sobre el escritor bahiano y su amigo. Colaboró intensamente en la prensa, en especial en Folha de S. Paulo y en el Jornal do Brasil, además de trabajar, en 1979, en la TV Tupi, en el programa Abertura, entrevistando diversos tipos de personas, en un lenguaje innovador para el medio. Su último filme fue el largometraje A idade da terra (La edad de la tierra) (1980), obra brillante, prolija, seleccionada para la XXXVII Muestra de Cine de Venecia de aquel año, pero mal recibida por el jurado.
Glauber protestó, hizo un escándalo y fue noticia en todos los medios. En 1981 se mudó a Portugal. Su salud, que ya era problemática, empeoró sensiblemente. Volvió a Río de Janeiro y dos días después, el 22 de agosto de 1981, falleció, dejando cuatro hijos y una serie de libros escritos, muchos de ellos editados póstumamente.