En virtud de su ascendencia judía, Ivan Illich tuvo que abandonar Austria a los cinco años de edad. Pasó su infancia y su juventud en Italia, donde completó estudios en física (Florencia), filosofía y teología (Roma), y finalmente se ordenó como sacerdote. Años más tarde concluyó su doctorado en historia en la Universidad de Salzburgo (Austria).
En la década de 1950, tras la invitación del arzobispo de Nueva York, se instaló en los Estados Unidos con la misión de preparar sacerdotes para celebrar el oficio religioso en las comunidades hispanoamericanas. En los años 60 se mudó a México, donde creó el Centro Intercultural de Formación (CIF) con la finalidad de formar misioneros internacionales interesados en trabajar en América Latina. Durante ese período, Illich realizó severas críticas a la Iglesia Católica, a la que señalaba como la mayor institución burocrática no gubernamental del mundo, propagadora del “credo desarrollista y modernizador de estilo occidental”.
También fue fundador del Centro de Información y Documentación (CIDOC), una especie de universidad abierta focalizada en los problemas de la educación y de la independencia cultural del Tercer Mundo, particularmente de América Latina, con sede en Cuernavaca (México). El proyecto y las ideas difundidas por el CIDOC fueron duramente censurados por la Iglesia Católica, lo que llevó a Illich a abandonar el sacerdocio a fines de los años 60.
Durante las décadas de 1960 y 1970, las ideas de Ivan Illich comenzaron a desafiar más abiertamente a las instituciones del establishment contemporáneo. En 1968 publicó el ensayo La futilidad de la escuela en América Latina y, en 1971, La sociedad desescolarizada. En ambos textos, el autor cuestionó la supuesta necesidad de la escuela obligatoria, dado el evidente fracaso del proyecto modernizador de incorporar amplios contingentes poblacionales a las instituciones escolares.
Según Illich, el resultado del enorme esfuerzo educativo realizado por casi todos los Estados nacionales no era positivo ni en educación para todos, ni en mayor igualdad social. Al contrario, el proyecto había reducido la imaginación de los sujetos escolarizados, había reavivado viejas formas de discriminación e instalado otras, principalmente contra las categorías de “alumnos que abandonan la escuela”, “repetidores”, etc. Para este pensador –identificado como el principal representante de la corriente antiescolarización–, el sistema educativo se convirtió en un aparato burocrático, jerarquizado y manipulador, cuya función primordial consistiría en reproducir y controlar las relaciones sociales y económicas dominantes.
A partir de la década de 1980, Illich dividió su tiempo entre México, los Estados Unidos y Alemania, trabajando como docente, historiador y filósofo en las universidades de Pennsylvania (Estados Unidos) y Bremen. En 1981 publicó una colección de ensayos bajo el título Trabajo en sombras, donde analiza el submundo de las actividades que se formaron a la sombra de la expansión de la economía moderna. En 1982 lanzó Gender (traducido al español como Género vernáculo), un libro polémico en el que apunta como inalcanzables algunas metas supuestamente incuestionables de la sociedad contemporánea, como por ejemplo la igualdad entre los sexos.
En las últimas décadas de su vida, Ivan Illich se dedicó a desafiar a diversos auditorios, cuestionando las premisas de la modernidad, incluso incitando a los alumnos y oyentes a enfrentar la historicidad de sus prejuicios. Illich murió en Bremen (Alemania), el 2 de diciembre de 2000. Dada su trayectoria y productividad, Illich puede ser considerado uno de los pensadores más provocadores de la segunda mitad del siglo XX.