El hip-hop es un movimiento cultural que surgió en los Estados Unidos en los años 70, en el Bronx de Nueva York, como resultado de las confrontaciones e intercambios culturales entre negros norteamericanos, jamaiquinos y puertorriqueños. Este surgimiento implicó la organización espontánea de un diálogo intercultural de jóvenes marginados en el interior de la gran ciudad norteamericana.
Inmediatamente demostró ser capaz de crear una articulación de las diferentes expresiones culturales de aquellos jóvenes, principalmente el rap (rythm and poetry), el grafiti y el break, visto como el gran catalizador cultural del movimiento. En realidad, los concursos de break en las calles parecen haber sido el elemento aglutinador que colocó frente a frente a jóvenes de barrios y comunidades étnicas diferentes que, junto a un gran equipo de música portátil, realizaban competencias de habilidad en la danza, y sublimaban sus hostilidades intergrupales y las frustraciones de la experiencia urbana marginada.
En sus primeros años en los Estados Unidos, los grupos pioneros y de gran influencia fueron Afrika Bambaataa, Kool Herc y luego Public Enemy, A Tribe Called Quest, Arrested Development, entre otros.
La música rap presenta características particulares que la hicieron capaz de expresar los sentimientos de rebeldía y exclusión de los jóvenes marginados de todo el mundo: negros y latinos en los Estados Unidos, turcos en Alemania, pobres y sometidos a la violencia y al racismo en América Latina.
Esas características dan cuenta del aspecto portátil e híbrido de la forma cultural del rap, en la medida en que, para hacer música, los jóvenes no necesitan más que una o dos camionetas y un casete grabado con una base rítmica, sobre la cual improvisan o recitan letras de marcado tono político, antirracista y que, a veces, exaltan los logros propios, las peleas victoriosas, los choques con la policía y, por supuesto, las aventuras amorosas con mujeres, ya que hasta hace muy poco tiempo el rap era un género principalmente masculino. Gracias al potencial estético y expresivo y a la facilidad relativa de acceso al equipamiento necesario, el rap pudo difundirse a través de todas las periferias de las grandes ciudades latinoamericanas. En Brasil, así como en México y en Colombia, existen presentaciones de hip-hop complejas y ricas con grupos importantes que, además de vender cientos de miles de copias de discos, mantienen una postura agresiva y crítica en relación con el racismo, la pobreza y las estructuras sociales represivas, principalmente el aparato policial. En São Paulo y en otras partes de Brasil hay grupos de rap que se organizan políticamente en agrupaciones vinculadas a determinado barrio o región y que integran la actividad de “concientización” política y de rescate de la autoestima de la juventud local.
Para algunos autores, los raperos son verdaderos intelectuales orgánicos en el sentido gramsciano del término, en la medida en que producen una crítica a la realidad social sobre la base de la experiencia ordinaria de la comunidad de origen y de la cual, habitualmente, no se desligan.
En 2010, el Ministerio de Cultura de Brasil promovió el premio Hip-Hop. En São Paulo, la Secretaría Municipal de Cultura lanzó el Foro Hip-Hop y la Semana Cultural dedicada a los artistas del género. En 2015, fue pintado el más grande mural de grafiti de América Latina, en la avenida 23 de maio, en São Paulo, con autorización de la alcadía. Los cinco quilómetros de muro reúnen obras de 200 grafiteros.
En Venezuela, los rappers tienen en las redes sociales el principal medio de divulgación de sus músicas. Las letras hablan de política, revolución bolivariana e imperialismo norteamericano. Desde 2005, el Ministerio de Cultura realiza la Misión Cultural dedicada a promover grupos de rap y artistas populares.
En Ecuador, el movimiento Comunidad Hip-Hop realiza encuentros de grupos artísticos populares de variadas expresiones, que promueven la concientización de la sociedad acerca del prejuicio y la estigmatización de los artistas del rap.