El geógrafo Josué Apolônio de Castro tuvo una infancia humilde en Recife, junto a las poblaciones que vivían en los manglares de las márgenes del río Capibaribe, y que de ellos sobrevivían. En 1925 se mudó a Río de Janeiro, donde se graduó, en 1929, en la Facultad Nacional de Medicina que daría origen a la futura Universidad del Distrito Federal (UDF).
Volvió a Recife en 1930, después de hacer una pasantía en el Medical Center de Nueva York de la Universidad de Columbia. En 1932 defendió la tesis de docencia libre O problema fisiológico da alimentação no Brasil, en la Facultad de Medicina de Recife. Entre 1933 y 1935 dio clases de geografía humana en la Facultad de Filosofía y Ciencias Sociales de la misma ciudad.
En 1935 se mudó nuevamente a Río de Janeiro, donde publicó Alimentação e raça. El libro deconstruía prejuicios según los cuales la supuesta pereza y poca inteligencia de los negros e indios eran causadas por el hambre y por la degradada situación social de esos grupos. Ese mismo año comenzó su labor como profesor catedrático en la UDF, que dio origen a la Universidad de Brasil. Ocupó la cátedra de Geografía Humana hasta 1964.
De la interacción entre la geografía y la nutrición, amparada por disciplinas como la sociología, la antropología, la historia y la economía, resultó la trilogía que sería el punto central de su obra y se volvería una referencia internacional en el debate sobre el hambre. En 1946 escribió Geografia da fome, traducido a 25 idiomas; en 1951, Geopolítica da fome; y, en 1957, O livro negro da fome. Hasta ese entonces, el hambre era considerada como la consecuencia negativa de las variaciones climáticas o se la “explicaba” con teorías malthusianas o neomalthusianas, pero no como consecuencia perversa del modo de organización social que tiene como objetivo la producción y la venta de alimentos con la finalidad de obtener ganancias. Así, Josué de Castro introdujo en el debate el papel de las relaciones socioeconómicas (a niveles nacionales e internacionales) en la causa y perpetuación del hambre –en especial el latifundio, el monocultivo, el comercio internacional y el colonialismo–, desnaturalizando y desmitificando la cuestión. El hambre no era un fenómeno meramente biológico, pero sí “expresión biológica de males sociales”.
La repercusión del primer libro de la trilogía le valió la invitación, en 1947, a integrar el comité consultivo de nutrición de la Organización de Alimentación y Agricultura (FAO, Food and Agriculture Organization), organización que presidió de 1952 a 1956.
Paralelamente, fue elegido diputado federal por el Estado de Pernambuco en 1954 y 1958, y tuvo una participación activa en el debate que inspiró el surgimiento de la Superintendencia de Desarrollo del Nordeste (Sudene). En 1962 fue nombrado embajador de la delegación brasileña en la ONU.
Después del golpe de 1964, sus derechos políticos fueron suspendidos. Dejó el cargo en la ONU y se exilió en Francia, donde dio clases de geografía humana en la Universidad de París y creó el Centro Internacional de Desarrollo. Falleció en el exilio, a los 65 años.
Josué de Castro recibió tres menciones para el Premio Nobel, una al de Medicina (1954) y dos al de la Paz, en 1963 y 1970. Otras obras suyas que merecen ser destacadas son Homens e caranguejos (1965), O ciclo do caranguejo (1967) y los dos guiones que escribió en 1958: Le Cri –filme producido en Francia– y O drama das secas, documental dirigido por el cineasta Rodolfo Nanni.