Las victorias de la Revolución Cubana y de la Revolución Argelina impulsaron una ola de movimientos revolucionarios en América Latina, Asia y África. La solidaridad con la resistencia vietnamita funcionaba como catalizador de un movimiento internacional, conforme pregonaba Ernesto Che Guevara, que la mejor forma de solidaridad con los vietnamitas era “construir un, dos, tres Vietnam”.
Cuba, juntamente con países asiáticos y africanos, como Argelia, y con los movimientos de liberación nacional, se encargó de convocar a un Congreso para unir a los movimientos antiimperialistas de los tres principales continentes de la periferia capitalista.
La conferencia, realizada en 1966, tuvo lugar en el marco del impacto de las victoriosas revoluciones cubana y argelina, así como de la resistencia vietnamita a la ocupación militar estadounidense, al mismo tiempo que se diseminaban otros movimientos guerrilleros en América Latina, Asia y África. La conferencia optó por el nombre de Tricontinental porque concebía que los continentes colonizados y sometidos a la dominación y explotación imperialista serían las regiones decisivas en la lucha contra el imperialismo en el mundo.
La organización encontró dificultades para prosperar ante la contraofensiva imperialista que hacía frente a las guerrillas en los tres continentes, que no impidió la victoria de los guerrilleros en Vietnam, pero sí frustró su expansión en América Latina, especialmente con la muerte del Che Guevara y con el fracaso del proyecto de coordinación de los movimientos armados desde Bolivia; con la muerte de Patrice Lumumba, en el Congo, y también con el derrocamiento de Ahmed Ben Bella en la presidencia de Argelia. Al igual que la OLAS, creada al año siguiente, la Tricontinental sobrevivió más como un órgano de divulgación de las luchas y las denuncias que como una coordinación real de los movimientos antiimperialistas, según se había propuesto originalmente.