Realizada los días 2 y 3 de diciembre de 2000, en la ciudad de Santiago de Chile, la Conferencia Ciudadana contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y Otras Formas de Intolerancia reunió a cerca de 1.500 representantes de diversas ONG, organizaciones y movimientos populares de 32 países de la región. Estaban representados grupos afrodescendientes, pueblos indígenas, asiáticos, judíos, inmigrantes, refugiados y sin tierra. Su principal objetivo era la redacción de un documento final (declaración) con el fin de ejercer influencia en la Conferencia Regional contra el Racismo, que tendría lugar dos días después en la misma ciudad. Considerada por los activistas de los movimientos negros de América Latina y del Caribe como una divisoria de aguas, la Conferencia Ciudadana consiguió la aprobación, en la conferencia oficial, de una declaración y un plan de acción en los cuales se reconocían la existencia de racismo en la región y la importancia de implementar medidas para su prevención. Otro éxito fue el reconocimiento oficial de la categoría identitaria “afrodescendiente” por parte de los gobiernos de la región y su inclusión en los documentos elevados a la III Conferencia Ciudadana contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y Otras Formas de Intolerancia, en Durban (2001).