María Estela Martínez de Perón, Isabelita, nació el 4 de febrero de 1931 en la provincia de La Rioja. En 1955 conoció a Juan Domingo Perón y se convirtió en su secretaria personal. Lo acompañó en el exilio, y contrajeron matrimonio en 1961, en Madrid. Cuando Perón regresó al país, en 1973, la designó para integrar la fórmula presidencial con vista a las elecciones del 23 de septiembre del mismo año, en las cuales triunfaron. Desempeñó el cargo de vicepresidenta hasta el 1.º de julio de 1974, y asumió la presidencia en ocasión de la muerte de Perón. Tuvo que enfrentar graves problemas de inflación, corrupción y violencia, y luego de varios episodios oscuros relacionados con su ministro de Bienestar Social, José López Rega, pidió licencia por razones de salud desde el 13 de septiembre hasta el 6 de noviembre de 1975. Durante ese período, delegó su cargo al presidente del Senado, Ítalo A. Luder. Reasumió su cargo a pesar de las constantes presiones de las Fuerzas Armadas y la opinión pública. El 24 de marzo de 1976 Emilio Massera, Jorge Rafael Videla y Orlando Ramón Agosti lideraron un golpe de Estado, iniciando el autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”. Fue detenida y encarcelada hasta 1981, cuando se exilió en España.
En enero de 2007, el juez federal de San Rafael de Mendoza, en Argentina, pidió a Interpol la captura de Isabelita, acusada por la desaparición en 1975 de Héctor Fagetti Gallego –en ese momento con 26 años– y de privación ilegal de libertad de Jorge Verón –entonces con 17 años–. Las acciones sería el resultado de decretos firmados por la ex-presidenta el 6 de octubre de aquel año, en que ordenaba “neutralizar o aniquilar las acciones de los elementos subversivos”. El 12 de enero de 2007, Isabelita fue detenida por la Policía Nacional Española en Madrid y llevada a audiencia, donde se negó a ser extraditada a Argentina. Fue, entonces, puesta en libertad provisional y obligada a comparecer en un juzgado a cada 15 días, mientras era iniciado el proceso formal de extradición. En abril de 2008 la justicia española decidió que los supuestos delitos atribuidos a Isabelita estaban prescritos y no configuraban crimen de lesa humanidad, que son imprescriptibles. De esta forma, España recusó el pedido de extradición.