Alberto Díaz Gutiérrez adoptó el apellido Korda al comienzo de su carrera como fotógrafo en homenaje al cineasta húngaro Zoltan Korda. El retrato que hizo de Ernesto Che Guevara, titulado Guerrillero heroico, fue considerado por la crítica como una de las diez mejores fotografías del siglo XX. Hijo de un operario ferroviario, estudió en el Candler College y en la Havana Business Academy. En 1959, año de la Revolución Cubana, era un conocido fotógrafo de moda, llevaba una vida confortable, con autos importados y un estudio que frecuentaban las más bellas mujeres, frente al lujoso Hotel Nacional.
Korda apoyó desde temprano la Revolución y se convirtió en el fotógrafo personal de Fidel Castro, de quien tomó más de 12.000 fotografías hasta 1969. Después trabajó en el periódico Granma y se dedicó durante años a la fotografía submarina. Su trabajo fue expuesto en diversos países y varias de sus fotografías se hicieron célebres, entre ellas El quijote de la farola y el retrato del Che y Fidel jugando al golf. Nunca usaba flash, trabajaba siempre con la luz ambiente. Ganó una serie de premios en Cuba, donde además se le hicieron varios homenajes, y también el tercer premio en el Concurso Internacional de Fotografía Maurizio Sana en Italia, en 1979.
En 1960, cuando trabajaba como fotógrafo independiente para el diario cubano Revolución, fue a cubrir el funeral de las 136 personas muertas en un atentado en el puerto de La Habana. Fidel pronunciaba un discurso y era el centro de las atenciones. En la breve aparición del Che Guevara en el evento, Korda captó la imagen –que no salió en el diario, pues la figura destacada era Fidel–. Siete años más tarde, cuando el Che fue asesinado en Bolivia, una copia del retrato entregada por Korda años antes a un italiano fue reproducida por millares, circuló por toda Europa y se transformó en un verdadero ícono. Se la replicó en camisetas, carteles y adhesivos en todo el mundo y hasta en la parte externa de un edificio de catorce pisos en La Habana, y se convirtió en su más conocida fotografía.
Korda nunca recibió los derechos por la reproducción de su famoso retrato. Sólo cuando ganó un proceso judicial contra el uso de la imagen en una publicidad de vodka –motivado por el repudio a una asociación de la imagen del Che con una bebida alcohólica–, hubo alguna remuneración por su obra. Los US$ 50.000 fueron donados a un hospital infantil cubano. Fue víctima de un ataque cardíaco en París, cuando preparaba una exposición retrospectiva de su obra.