Hijo de un sastre simpatizante del socialismo, el estudiante universitario Gino Germani fue sorprendido distribuyendo propaganda antifascista en 1930. El gobierno de Mussolini lo mantuvo preso durante más de un año en la isla de Ponza. Allí, en contacto con otros confinados, entre los cuales se destacaban numerosos militantes comunistas, fue madurando su vocación sociológica.
Una vez liberado, continuó viviendo bajo vigilancia policial. En 1934, tras la muerte de su padre, decidió proseguir su vida del otro lado del Atlántico. La sociología de la Argentina quedaría marcada por esa decisión.
Ya en Buenos Aires comenzó a estudiar economía y, en 1938, ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras. Fue entonces cuando hizo sus primeros trabajos como investigador junto al historiador Ricardo Levene, creador del Instituto de Sociología, vinculado a la Universidad de Buenos Aires (UBA). Estimulado por Levene, se dedicó al estudio de la sociología estadounidense y clásica y al análisis de la situación social argentina. En 1943 obtuvo el título de profesor de filosofía, que facilitó su ingreso al Instituto de Sociología. Entre 1945 y 1955 enseñó en el Colegio Libre de Estudios Superiores. Parte de sus trabajos del período fueron publicados en Estructura social de la Argentina (1955), donde inició sus análisis del fenómeno del peronismo.
Germani consideraba que los mayores defensores de ese movimiento no estaban entre los más pobres. El peronismo tenía sus bases electorales en los trabajadores urbanos constituidos por migrantes internos –que traían consigo una mentalidad más tradicional y atrasada, susceptible a un estilo de liderazgo personalista, a la cual no se adaptaba el discurso ideológicamente más avanzado del sindicalismo preperonista– y por las clases medias interesadas en el proyecto de industrialización sustitutiva. Por otro lado, afirmaba que el gobierno peronista no podía ser clasificado como nítidamente fascista. Más tarde organizaría esas ideas en un artículo crucial, La integración política de las masas y el totalitarismo, que luego se transformaría –ampliado y complementado– en el clásico Política y sociedad en una época de transición.
En 1955, Germani inició su período más productivo. Dio clases en la Universidad de Buenos Aires y logró que, con el apoyo de fundaciones norteamericanas, se creara el Departamento de Sociología en la Facultad de Filosofía y Letras para realizar proyectos de investigación y financiar el intercambio de profesores. Durante diez años, el departamento fue un centro de creatividad y pensamiento crítico. Germani dio clases en Chicago, Berkeley, Columbia y Harvard. También dirigió colecciones de libros sobre los movimientos intelectuales del período y difundió, por medio de seminarios y grupos de estudio, las corrientes sociológicas mundiales. Criticado por los grupos de izquierda por el apoyo que había recibido del exterior, calificó a la sociología norteamericana como un producto universal, aunque creía necesario utilizarla de manera creativa y adaptarla a las condiciones argentinas.
Después de haber promovido la creación del Centro de Sociología Comparada del Instituto Torcuato Di Tella, Germani vio interrumpida su actividad por el golpe de Estado del general Juan Carlos Onganía en 1966. Partió entonces a la Universidad de Harvard, en los Estados Unidos. En 1976 volvió a Roma y obtuvo un puesto en la Universidad de Nápoles. Murió en su ciudad natal, donde había fijado residencia.