El teatro de Brasil encuentra en el Grupo Galpão, de la ciudad de Belo Horizonte (Minas Gerais), uno de los modelos más exitosos de administración de un colectivo de artes escénicas. El patrocinio continuado de una empresa estatal ha sustentado su núcleo de creadores y ha hecho posible el mantenimiento paralelo de un centro cultural, el Galpão Cine Horto. Eso ha ayudado a materializar el sueño sembrado en 1982 por jóvenes egresados de una oficina administrada en Belo Horizonte por artistas alemanes del Teatro Libre de Munich.
La calle determinó los primeros años de formación, comenzando por E a noiva não quer casar (1982). El Grupo Galpão pasó por la creación colectiva, experimentó el circo y la Commedia dell’Arte. A fines de aquella década, un viaje a Europa abrió nuevos horizontes para el grupo, que conoció de cerca los experimentos y reflexiones teatrales de Jerzy Grotowski, Peter Brook y Eugenio Barba.
En seguida se concretó la compra de un galpón en el barrio del Horto, espacio mantenido hasta hoy. En 1990, el grupo decidió montar, al mismo tiempo, un texto de Nelson Rodrigues, Álbum de família, y aventurarse en la organización del I Festival Internacional de Teatro Callejero de Belo Horizonte, en equipo con el ayuntamiento.
A partir de la tercera edición, el evento fue revisado y ampliado. Pasó a ser designado Festival Internacional de Teatro (Palco y Calle), FIT, como se lo conoció a partir de 1996. Por no entenderse con el ayuntamiento, el Grupo Galpão dejó la coordinación, coasumida por el Movimiento de Teatro de Grupo.
En el plano artístico, el Grupo Galpão ganó popularidad nacional con Romeo y Julieta (1992), montado al aire libre. Una furgoneta hacía de balcón de Verona en la puesta en escena de Gabriel Villela, presentada en 2000 en el Shakespeare’s Globe Theater, en Londres.
El dominio de las técnicas de calle evolucionó cada vez más hacia un lenguaje propio en simbiosis con el escenario italiano. Ese tránsito continuo fue la base de Um Molière imaginário (1997) y fue, de cierta forma, reforzado en Partido (1998), con dirección de Cacá Carvalho en la adaptación de la novela El visconde demediado, de Ítalo Calvino. Montaje que puso en jaque el estilo festivo, popular y circense del grupo.
La verba popular, sin embargo, fue rescatada en Um trem chamado desejo (2000), con dirección de Chico Pelúcio, actor integrante del grupo. La comedia musical de Luís Alberto de Abreu narra las peripecias de una compañía teatral a comienzos del siglo XX, campo fértil para el metalenguaje.
Recientemente, el premiado actor Paulo José fue invitado para dirigir dos espectáculos consecutivos del grupo, O inspetor geral (2003), de Nicolai Gogol, y Um homem é um homem (2005), de Bertolt Brecht, puestas más políticas. La última, por ejemplo, hace alusión explícita a las aventuras bélicas del presidente norteamericano George W. Bush.
En 2008, el Galpão volvió al Shakespeare’s Globe Theatre para presentar durante dos semanas Romeu y Julieta. En el año siguiente, escenificó la pieza Till, a saga de um herói torto. En 2010 el elenco se dividió para dos montajes dedicadas a la obra del dramaturgo ruso Tchekhov: Tio Vânia y Eclipse.