Durante más de cincuenta años, Joaquín Balaguer tuvo un papel destacado en la vida política y en las letras dominicanas. Nacido en la provincia de Santiago, estudió derecho en la Universidad de Santo Domingo y, posteriormente, hizo cursos de especialización en la Universidad de París. Como escritor, desarrolló las vertientes del ensayo, la crítica literaria, la poesía y la historia, y publicó más de cincuenta obras. En 1990 fue reconocido con el Premio Nacional de Literatura.
En 1924, con apenas diecisiete años, escribía artículos para el periódico La Información. Sus inquietudes políticas comenzaron a relucir cuando participó del movimiento nacionalista durante la intervención norteamericana de 1916. En 1929 se vinculó al movimiento cívico,
aparentemente encabezado por Rafael Estrella Ureña pero controlado por Rafael Leónidas Trujillo. Como resultado de esta participación, Balaguer inmediatamente se integró al aparato estatal de la dictadura instaurada en 1930. Tuvo una rápida ascensión, mientras se destacaba como escritor de los discursos de Trujillo.
A partir de 1932 entró en el cuerpo diplomático y desempeñó funciones en París y Madrid. Posteriormente ocupó la Subsecretaría de Educación, la Subsecretaría y la Secretaría de Relaciones Exteriores, los cargos de ministro de la Educación Pública y de Bellas Artes, secretario de la Presidencia y vicepresidente de la República. Finalmente, en agosto de 1960, llegó a la presidencia, cuando sustituyó a Héctor Bienvenido Trujillo –hermano del dictador–, y se convirtió en uno de los presidentes títeres del régimen.
En el proceso de transición democrática posterior a la muerte de Trujillo, Balaguer desempeñó un papel central. Los Estados Unidos lo consideraban la figura clave para manejar la situación. A pesar de esto, el clamor popular lo obligó a salir del país en marzo de 1962. En el exilio reactivó sus ambiciones políticas, fundando el Partido Reformista (PR), que posteriormente se transformó en el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC).
Regresó al país para las elecciones de 1966, que ganó con el apoyo de los Estados Unidos. Así se inició el período de doce años caracterizado por un gobierno autoritario, que persiguió sistemáticamente a los sectores de izquierda y de oposición, y practicó una política económica de corte desarrollista, para la cual contó con múltiples préstamos y apoyo logístico norteamericano. En las elecciones de 1978, frente al triunfo del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), su intento de conservar el poder por la fuerza fracasó. Volvió a ocupar la presidencia en 1986, en un gobierno de mayor apertura democrática. Se mantuvo en el poder por dos períodos consecutivos, como resultado de prácticas electorales muy cuestionadas. En 1994, frente a una crisis por el descubrimiento de un amplio fraude electoral, se vio obligado a reducir su mandato a dos años, como resultado de un pacto político con José Francisco Peña Gómez, candidato de la oposición, con quien negoció una reforma constitucional. Balaguer participó de una nueva disputa electoral en el año 2000, pero quedó relegado a un distante tercer lugar. Al momento de su muerte, en el año 2002, Balaguer era el último caudillo de su generación y continuaba siendo la figura central del consenso entre los principales actores políticos dominicanos.