Juan José Arévalo fue el presidente de perfil más estadista que tuvo Guatemala durante el siglo XX. Su ingreso a la actividad política ocurrió ciertamente por obra de la casualidad. A comienzos de la década de 1930, sus intereses personales y su vocación intelectual lo llevaron a la Argentina, donde residió durante catorce años. Se doctoró en filosofía y pedagogía en la Universidad de La Plata (Buenos Aires) y escribió seis libros sobre asuntos de psicología, pedagogía y filosofía que, en virtud de la sensibilidad que expresan, poseen una importante dimensión sociológica. Cuando en junio de 1944 la Revolución de Octubre derrocó en Guatemala al dictador liberal general Jorge Ubico, quedó abierta la amplia vía del camino democrático, y ésta exigía la presencia de un dirigente. Sus amigos pensaron en Arévalo como una figura presidenciable en el momento en que él se desempeñaba como profesor de filosofía en la Universidad de Tucumán, en la Argentina. Sin ninguna certeza, Arévalo aceptó la invitación y retornó a Guatemala en septiembre de 1944, donde fue proclamado candidato presidencial con el apoyo de un amplio frente político. Tuvo un triunfo abrumador, y el 15 de marzo de 1945 se instaló como dirigente de un gobierno formado por gente joven y sin experiencia. En medio de la Guerra Fría dirigió el Estado con sabiduría, imaginación y talento, elaborando políticas que pudieron ser aplicadas en un medio conservador y opuesto al cambio. Hizo de la educación y del respeto por los derechos sociales y civiles el eje de su gobierno. Fue víctima de 24 intentos militares para derrocarlo y, por primera vez en la historia de Guatemala, entregó el gobierno a otro presidente electo, el 15 de marzo de 1951. El mejor legado de Arévalo fueron su honestidad y su civismo, aún hoy recordado por las nuevas generaciones.
Arévalo, Juan José
Taxisco, 1904 - Ciudad de Guatemala (Guatemala), 1990