El coronel Jacobo Arbenz Guzmán fue el segundo presidente del período conocido como Década Revolucionaria en Guatemala. En octubre de 1944, una revuelta popular de civiles y militares –expresión de un profundo descontento social–, la llamada “Revolución de Octubre” puso fin al prolongado período liberal-oligárquico. Arbenz Guzmán abandonó su cargo en la Escuela Militar para representar y dirigir a la joven oficialidad del Ejército en la insurrección triunfante.
Hijo de un emigrante suizo de clase media de provincia, de fuerte personalidad, casado con una aristócrata salvadoreña, Arbenz Guzmán ha sido considerado un notable ejemplo personal de coherencia política, con un recorrido ideológico que va desde la elemental rebeldía juvenil hasta el nacionalismo radical de izquierda. Arbenz Guzmán fue ministro de la Defensa Nacional en el gobierno de Juan José Arévalo, candidato presidencial de un frente democrático popular y ganador indiscutible en las elecciones de 1951. Se comprometió a fondo con un programa revolucionario que tenía como base la reforma de la vieja estructura terrateniente, a la que se dedicó con inspirada pasión. Su amistad con intelectuales de la dirección del Partido Guatemalteco del Trabajo, de orientación comunista, indudablemente acentuó su posición política radical. Le correspondió recomendar, por ejemplo, la expropiación de 500.000 acres de la United Fruit Company, lo que provocó un serio enfrentamiento con la política norteamericana. Sus críticos aducen que fue más allá de lo que la Guerra Fría permitía. Después del golpe contra Mosadegh en Irán (1953), la CIA consiguió una victoria frente a Arbenz Guzmán (1954) al obligarlo a renunciar y poner fin al proceso democrático en Guatemala.