La idea de crear en Costa Rica el Teatro Carpa (un tipo de circo, en más de 800 localidades) único en América Central, nació de la iniciativa del director y actor Alfredo Catania y de la actriz Mercedes González, acompañados por un grupo de jóvenes actores, escritores y técnicos. Entre sus objetivos estaba salir en busca de un público alejado de la capital. Para eso se establecerían acuerdos con los gobiernos municipales y empresas locales, con el fin de que promovieran y auspiciaran los grupos artísticos de cada comunidad. Un día determinado, la comunidad se “apropiaba” del espacio y presentaba sus valores locales en teatro, música, poesía, y los artesanos exponían sus trabajos. Concretando este proyecto, el Teatro Carpa se fundó en 1978.
La institución sirvió de espacio para todos los grupos independientes de teatro y danza del país, de la Compañía Nacional de Teatro y del Teatro Universitario. Así, puso su marca en la dramaturgia costarricense y latinoamericana, y obtuvo varios premios nacionales. La prensa del país le dio una gran cobertura a los eventos. Entre otras declaraciones, dijeron:
Para este costarricense con raíces argentinas, la creación teatral es poesía de todos los días. De ella y por ella vive. Premiado en varias ocasiones, pudo al fin salirse con la suya: “desoficializar” el teatro, sacar el teatro de la metrópoli cultural (La Nación, enero de 1978).
Después de seis años de intenso trabajo, al perder la subvención del Ministerio de Cultura, los integrantes guardaron los mástiles, el escenario y las graderías y se instalaron en una vieja casona. Hasta el año 1994 la Casona tuvo gran actividad. A pesar de ello, también por problemas económicos tuvieron que abandonar el local.