Nacida en una ciudad del valle de Cauca, María Isabel Urrutia demostró desde muy temprano habilidades para la práctica de los deportes, en especial el atletismo. Sus primeros pasos fueron como lanzadora de bala y disco, modalidades en las cuales obtuvo varios títulos locales, nacionales e internacionales. Sin embargo, fue en el levantamiento de pesas donde encontró sus mayores satisfacciones deportivas. En varias ocasiones se consagró campeona del mundo, superando a rivales norteamericanas, chinas y nigerianas. En total, a nivel mundial, Urrutia ganó 24 medallas. Para eso, fue fundamental la participación del entrenador búlgaro Gantcho Karoushkov, que vio en María Isabel a una pesista con potencial, talento y grandes posibilidades de dar a Colombia una medalla olímpica. Participó de las Olimpíadas de Seúl en 1988; fue vicecampeona en el Campeonato Mundial de 1989; campeona en Sarajevo en 1990, en Alemania en 1991, en Turquía en 1994, en China en 1995 y en Polonia en 1996. En septiembre de 2000 se consagró en la historia del deporte colombiano y latinoamericano al conquistar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Sydney, donde venció en la categoría de los 75 kilos. La medalla de María Isabel Urrutia es la única que Colombia consiguió en más de cien años de competiciones olímpicas. Durante la prueba, levantó en el primer intento 110 kilos y, en el segundo, 135 kilos, superando a una competidora china y a otra nigeriana, por tener menos peso corporal.
En ese mismo año fue declarada la Deportista del Año por las diferentes agrupaciones deportivas y por los medios de comunicación colombianos. Fue considerada, además, la mejor deportista de América del Sur y la mejor deportista femenina de América Latina, según una investigación de Prensa Latina.
Actualmente, ya retirada del deporte, María Isabel Urrutia se dedica a la política: integra la Cámara de Representantes del Congreso de la República por las Negritudes.