Joven revelación del cine argentino. Los primeros trabajos de Lucrecia Martel como directora fueron los cortometrajes de animación El 56 (1988) y Piso 24 (1989). Al dirigir el corto Besos rojos (1991) dejó de utilizar los recursos de la animación. Su primer corto en el que dirigió actores fue la ficción Rey muerto (1995). El largometraje con el que debutó –una coproducción entre la Argentina, España y Francia– fue La ciénaga (2001), drama insólito que enfocó los conflictos de dos familias aparentemente burguesas reunidas alrededor de la pileta con agua lodosa en una quinta decadente, donde los conflictos (generacionales y entre las parejas) y la violencia implícita se van agudizando en un sofocante verano. Su segundo largometraje –coproducción entre la Argentina, Francia, Italia y Holanda–, La niña santa (2004), es un drama que involucra a una joven religiosa que es acosada por un médico en un congreso científico que transcurre en un hotel en Salta, interior de la Argentina. La joven toma ese acto como una señal divina, y entiende que su misión es salvar esa alma.
En 2015, la cineasta filmó el drama épico Zama, adaptación de la novela histórica publicada en 1954 por el escritor y periodista argentino Antonio Di Benedetto. La película es una coproducción internacional con la participación brasileña y española en el elenco y en la producción. El estreno estaba previsto para el 2016.