La Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) fue fundada en 1992, durante el Primer Congreso Nacional de los Trabajadores Argentinos, para hacerle frente al avance de la política neoliberal aplicada por el presidente Carlos Saúl Menem, y al sindicalismo burocrático y empresarial de la Confederación General del Trabajo (CGT). La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), categorías directamente afectadas por las contrarreformas neoliberales, encabezaron la formación de la nueva central. La misma abarca una vasta gama de corrientes que van desde la izquierda trotskista radical, pasando por los socialistas y los comunistas, hasta la democracia cristiana. Dichos sectores pretendían montar una central en la que hubiera autonomía respecto del Estado y de los partidos políticos, elecciones directas para las secciones locales, de las provincias y nacional, y afiliación directa, tanto de los trabajadores ocupados como de los desempleados. Este último aspecto acercó a la CTA hacia las nuevas tendencias de las movilizaciones populares en la Argentina. Entre ellas se destaca el movimiento de los piqueteros, formado principalmente por trabajadores sin empleo que realizan cortes de rutas y dificultan el abastecimiento de las grandes ciudades.
CTA
Central de los Trabajadores Argentinos