Con la caída de Juan Domingo Perón en 1955, y el carácter corrupto, demagógico y dictatorial de los últimos años de gobierno surgieron dos tendencias entre los intelectuales argentinos: el optimismo y la esperanza en un desarrollo democrático basado en la consolidación económica del país a partir del proceso de industrialización; y el cuestionamiento a la entrada de capitales extranjeros que invalidaba el proyecto originario justicialista de fortalecer la construcción de la nacionalidad sobre la base de un acuerdo social. Caveri, arquitecto por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de Buenos Aires (1950), perteneció a este segundo grupo. Católico militante, se identificó con la crítica al cosmopolitismo de la estructura urbana capitalista y dependiente, en la línea trazada por Ezequiel Martínez Estrada, Scalabrini Ortiz, Jauretche y el filósofo Rodolfo Kusch.
En el plano internacional, fue influenciado por Teilhard de Chardin, el existencialismo sartreano y el pensamiento de Martin Buber. Inició su actividad profesional con el proyecto canónico “miesiano” de su residencia en Beccar (1951), provincia de Buenos Aires; también
en la provincia y en equipo con Eduardo Ellis diseñó en 1956 la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima en Martínez, a solicitud del padre Fidel Horacio Moreno, quien apoyó la renovación litúrgica de la iglesia llevada a cabo por Juan XXIII. Esta obra, que sintetizaba el “brutalismo“ lecorbusierano del hormigón armado a la vista, con el rescate de elementos formales de la herencia colonial argentina –las ascéticas paredes encaladas de ladrillo–, constituyó el punto de partida de una corriente “vernácula“ y “pobrista”, posteriormente identificada como “casas blancas”. En ella se valorizaban los materiales naturales, la construcción artesanal y las formas simples de la arquitectura popular de las provincias norteñas.
En 1958 cerró su céntrica oficina en la ciudad de Buenos Aires y se radicó en el barrio pobre de Trujui, en el municipio de Moreno, provincia de Buenos Aires. Allí fundó la Cooperativa Tierra sobre el principio de la “comunidad organizada” que había promovido el justicialismo, basada en el autosustento y en la participación de los habitantes en la construcción de sus viviendas y de las funciones sociales. Surgió un conjunto de formas y volúmenes libres e inéditos, originados en la creatividad de los diseños y en la diversidad de las tecnologías constructivas. En 1974 fundó la Escuela Técnica Integral Trujui para formar maestros mayores de obra. Nombrado secretario de Obras Públicas de Moreno (1984) y más tarde, de Planeamiento (1986), elaboró el proyecto de una cárcel atípica en el Programa Olmos, con unidades pequeñas de celdas alrededor de un patio interior, construidas por los propios internos. Su obra más reciente es el Centro de Recuperación Integral de la Persona en Maschwitz, provincia de Buenos Aires (1999), encargado por el padre Moreno, y caracterizado por unidades circulares de cuartos, que culminan en la espacialidad de una iglesia helicoidal.
Caveri ejerció una fuerte influencia en las jóvenes generaciones de arquitectos de la segunda mitad del siglo XX, a través de sus polémicos y agresivos escritos, tanto en defensa de su concepción de una arquitectura de identidad nacional, como en la crítica a la dependencia externa, tanto europea como norteamericana. Murió en Buenos Aires, a los 83 anos.