Ollanta Moisés Humala Tasso es militar de carrera retirado del Ejército peruano. Inició su formación militar en 1979, cuando ingresó a la escuela militar en Chorrillos. Durante sus estudios realizó un curso de cinco semanas de formación militar en operaciones en la selva, en la Escuela de las Américas, en Panamá, y se graduó en 1984. Posteriormente hizo la maestría en ciencias políticas en la Pontificia Universidad Católica del Perú, entre 2001 y 2002.
Cobró notoriedad en octubre de 2000, cuando encabezó un movimiento contra el gobierno de Alberto Fujimori, que alegaba la ilegalidad del gobierno y la corrupción entre los oficiales de las Fuerzas Armadas, valiéndose de una retórica nacionalista. Ese posicionamiento tuvo gran acogida en los sectores más populares de la población. En respuesta, el gobierno libró una orden de captura que obligó a Humala a exiliarse. Sólo pudo retornar a Perú después de la deposición de Fujimori. Su retorno estuvo marcado por una declaración de apoyo al presidente en ejercicio Valentín Paniagua Corazao. Obtuvo un indulto por sus acciones y reasumió su cargo militar, con el cual fue enviado a servir en el exterior como agregado militar. Trabajó primero en Francia y a continuación en Corea del Sur, donde fue jubilado en diciembre de 2004.
En enero de 2005, su hermano Antauro, que había encabezado el movimiento etnocentrista contra Fujimori en 2000, organizó una rebelión exigiendo la renuncia de Alejandro Toledo. En octubre de 2005, Humala registró oficialmente su candidatura a la presidencia de Perú, por el Partido Nacionalista Peruano, del cual es fundador, en la coalición Unidos por Perú. En enero de 2006 participó de la ceremonia de asunción del recién elegido presidente de Bolivia, Evo Morales, en Caracas, donde recibió el apoyo del presidente venezolano Hugo Chávez a su candidatura, lo que provocó un gran disgusto en el gobierno de Toledo, que respondió retirando a su embajador en Caracas.
Perdió la elección en los comicios que consagraron presidente a Alan García en junio de 2006. A lo largo de los cinco años del gobierno de Alan García, Humala asumió un discurso moderado, mientras el presidente caía vertiginosamente en el concepto de la población, tornando remota la posibilidad de que eligiese su sucesor. Humala, sin embargo, enfrentó un desafío inesperado cuando se candidateó a la presidencia en el 2011. Un fuerte movimiento de derecha encabezado por Keiko Fujimori – hija de Alberto Fujimori, el ex-presidente condenado y preso por acusaciones de corrupción – ganó espacio en el cuadro electoral peruano. El crecimiento de Keiko polarizó la disputa presidencial con Humala, que acabó venciendo en el segundo turno por un margen estrecho de votos.
Inmediatamente después de su victoria, la Bolsa de Valores cayó. Había un temor en el mercado en relación al gobierno Humala. Pero este designó un equipo económico conservador, que no cambió el modelo económico peruano fundado en la exportación de minerales por grandes empresas extranjeras. El presidente, no obstante, consiguió establecer un impuesto sobre estas importaciones, dinero que fue revertido en programas sociales. Las inversiones beneficiaron principalmente a jóvenes y ancianos, retirando de la pobreza a casi medio millón de personas.
Pero, al contrario de lo que había prometido durante su campaña, Humala no defendió los intereses de los movimientos indígenas y campesinos, afectados por la explotación de las grandes corporaciones internacionales. Los conflictos en el campo continúan violentos y el gobierno perdió apoyo tanto en el interior del país como en las grandes ciudades.