Gran atleta olímpico brasileño, Adhemar Ferreira da Silva fue el único deportista de ese país que obtuvo medallas de oro en dos olimpíadas consecutivas. Nacido en el seno de una familia pobre paulista, hijo de un ferroviario y una lavandera, descubrió el atletismo a los diecinueve años –después de haber intentado ser jugador de fútbol– y a los veinte ya era récord brasileño y sudamericano. En 1952, en las Olimpíadas de Helsinki (Finlandia), batió cuatro veces sucesivas el récord mundial de triple salto. Cuatro años después, en Melbourne (Australia), repetiría la hazaña ganando nuevamente la medalla de oro y estableciendo un nuevo récord olímpico. Entrenado por Dietrich Gerner, y siempre como atleta aficionado, Adhemar ganó más de cuarenta títulos y trofeos internacionales, y, además de bicampeón olímpico, fue tricampeón panamericano y pentacampeón sudamericano. Su trayectoria fue un incentivo inestimable para el atletismo en Brasil e hizo posible el surgimiento de otros grandes triplistas, como Nelson Prudêncio (medalla de plata en Ciudad de México-1968 y medalla de bronce en Munich-1972) y João do Pulo (medalla de bronce en Montreal-1976 y en Moscú-1980).
Una vez cumplida su carrera de atleta, Adhemar se formó en derecho, educación física y relaciones públicas. Fue agregado cultural de la Embajada de Brasil en Nigeria y consagró sus esfuerzos a promover el deporte como política social, actuando durante muchos años en la Prefectura de São Paulo.