Zapatismo

Movimiento formado por campesinos-indígenas de cuatro etnias mayas (choles, tzeltales, tzotziles, tojolabales) localizadas en el Estado de Chiapas, México. Guarda lazos estrechos con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que representa la continuidad histórica de la vertiente radical de la Revolución Mexicana (1910-1917) encabezada por Emiliano Zapata. El neozapatismo irrumpió en la escena contemporánea y ante la opinión pública nacional e internacional el 1.º de enero de 1994, justamente el año en que entró en vigencia el neopanamericanista Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), que las empresas transnacionales y los gobiernos de México, los Estados Unidos y Canadá acordaron implementar.

Uno de los antecedentes más cercanos de la insurrección y el levantamiento zapatista y de los pueblos campesinos-indígenas fue la reforma al Artículo 27 de la Constitución en enero de 1992, implementada por el presidente Carlos Salinas de Gortari para privatizar el ejido (tierras de propiedad colectiva) mexicano con el fin de favorecer el libre funcionamiento del NAFTA en beneficio de los grandes capitales extranjeros y nacionales. Esta iniciativa provocó una serie de levantamientos y movilizaciones en el país, en los cuales se destacaron el EZLN y sus fuerzas civiles, políticas y militares.

El contexto de dicha implementación, así como de la irrupción zapatista fue la desaceleración de la economía nacional en la primera mitad de los años 90. La crisis se profundizó en 1994 y en el curso de 1995, cuando se registró un crecimiento negativo cercano al 7%. La recuperación del Producto Bruto Interno de México, en 1996 (4,5%), obedeció a tres causas: el regreso de los capitales externos luego de la crisis financiera de finales de 1994, el gran dinamismo de las exportaciones y la moderada reanimación de la demanda interna. Pero a pesar de esta recuperación, el producto por habitante se contrajo el 1% respecto al que tenía en 1980 y golpeó fuertemente a las clases trabajadoras, los campesinos, los indígenas y la mayoría de la población. Este deterioro social se agravó con la aplicación de las políticas neoliberales de ajuste estructural y de austeridad impulsadas por los subsiguientes gobiernos neoliberales de Ernesto Zedillo (1994-2000) y de Vicente Fox (2000-2006).

Etapas de la lucha

Se pueden señalar cuatro fases o momentos históricos del zapatismo contemporáneo. En primer lugar, la que comenzó luego de la insurrección del 1.º de enero de 1994 y culminó con la firma de los Acuerdos de San Andrés Larráinzar entre el gobierno federal y el EZLN, el 16 de febrero de 1996. El significado profundo de los Acuerdos consistía en el reconocimiento, por parte de la sociedad, del gobierno y de la comunidad internacional, de la existencia de las comunidades indígenas mexicanas. En esta etapa, el EZLN llamó a la creación de los famosos y alternativos Aguascalientes, que eran enormes auditorios acondicionados para recibir a los visitantes deseosos de acercarse al movimiento. Actuaron como centros de resistencia donde participaban individuos, agrupaciones y organizaciones sociales y políticas de apoyo desarrollando múltiples actividades culturales, de discusión y diálogo entre los participantes, las comunidades y los miembros del EZLN. Se destaca la realización en el Aguascalientes de Oventic, Chiapas, del Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y Contra el Neoliberalismo celebrado entre el 27 y el 30 de julio de 1996 con la participación de alrededor de 5.000 personas provenientes de 42 países.

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La líder zapatista Comandanta Ramona, que falleció en enero de 2006 (Heriberto Rodríguez/Wikimedia Commons)

Otro hecho fundamental de esa etapa fue la concentración de miles de indígenas en la plaza principal de la Ciudad de México el 12 de octubre de 1996. La comandanta Ramona del EZLN pronunció un discurso que terminó con la contundente frase: “Nunca más un México sin nosotros”, marcando la esencia del movimiento neozapatista. Además de ello, en demanda del cumplimiento de los acuerdos de San Andrés y en contra de la militarización de las comunidades indígenas, el EZLN convocó en el mes de septiembre de 1997 a la gran marcha de los 1.111 pueblos zapatistas, desde Chiapas hasta la Ciudad de México.

Un año después, el 8 de febrero de 1998, el gobierno de Zedillo presentó, en respuesta, la Iniciativa de Ley sobre Derechos y Cultura Indígenas para desconocer la propuesta de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) y los Acuerdos de San Andrés. Además de repudiar la iniciativa gubernamental, el EZLN inició una movilización a la Ciudad de México para presentar sus reivindicaciones. La primera era el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, concretamente la transformación en ley de la iniciativa elaborada por la Cocopa. Redactada en 1996, la Iniciativa de Reformas Constitucionales sobre Derechos y Cultura Indígena proponía el reconocimiento, por parte de la Comisión Legislativa del Congreso de la Unión para el Diálogo y la Conciliación para el Estado de Chiapas –integrada por un representante del Poder Ejecutivo y otro del Poder Legislativo del Estado de Chiapas– de los acuerdos entre el EZLN y el gobierno federal. También eran reivindicadas la liberación de todos los zapatistas presos en cárceles de Chiapas y en otros estados mexicanos y la total desmilitarización de las zonas zapatistas. Conocidas como Tres Señales, esas demandas fueron encaminadas formalmente años después al gobierno federal en el mitin del 21 de marzo de 2001 en la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Ante el incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés por parte del gobierno se abrió la segunda fase, que se extendió hasta 2001. El 25 de abril de ese año, ac­tuando contra los intereses de las comunidades indígenas del país, el PRI, el PAN y el PRD impidieron la concreción de los acuerdos. La Cámara de Senadores aprobó un proyecto de reforma constitucional contrarrevolucionario en materia indígena elaborado por los senadores de esos tres partidos políticos y que en los hechos desconoció dichos acuerdos. Por supuesto, el EZLN rechazó la Ley sobre Derechos y Cultura Indígenas aprobada por el Senado y la Cámara de Diputados, y anunció que no reiniciaría el diálogo de paz con el gobierno para solucionar el conflicto de Chiapas. La ley aprobada, argumentó el EZLN,

[…] traiciona la iniciativa original en los puntos sustanciales de autonomía y libre determinación de los pueblos indios como sujetos de derecho público y el uso y disfrute de los recursos naturales en sus territorios, [...] la reforma impide el ejercicio de los derechos indígenas y representa una grave ofensa a los pueblos indios.

La contracampaña

Entonces se abrió una tercera etapa en la lucha zapatista que culminó con la proclamación de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona en junio de 2005. El documento apareció luego del levantamiento de la Alerta Roja (11 de julio de 2005) decretada por el EZLN en respuesta a las provocaciones gubernamentales de invadir los territorios zapatistas. Además de ser una iniciativa para romper el cerco político-militar del gobierno y de los grupos paramilitares, la movilización se desdobló mediante la implementación de la Otra Campaña –que dio comienzo a la cuarta etapa de la trayectoria del EZLN–.

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Integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en México (Wikimedia Commons)

La Otra Campaña surgió como una necesidad histórica y organizativa impulsada por el EZLN. Otra, porque no era electoral; su ámbito por primera vez iba más allá del campesinado-indígena zapatista y mexicano para incorporar al conjunto de las clases sociales explotadas de México mediante la construcción de un proyecto alternativo de nación a través de la promulgación de una nueva Constitución Política del Estado Nación Mexicano. El sentido general de la propuesta del EZLN consistía en reconstituir la nación mexicana mediante la promulgación de una nueva constitución basada en los intereses y en las necesidades económicas, sociales, políticas y culturales de la mayoría del pueblo explotado, y en los principios de democracia desde la base, igualdad, justicia social y nuevas relaciones sociales anticapitalistas y antineoliberales. Tan importante es este proceso que hasta el 2 de octubre de 2005 en la Otra Campaña se habían registrado 64 organizaciones de izquierda, 168 grupos sociales, 464 asociaciones no gubernamentales y 1.898 personas de prácticamente todo el país.

La Otra Campaña comenzó en enero de 2006 en Chiapas, con el objetivo de recorrer todo México en caravana hasta junio, antes de las elecciones presidenciales de julio.

El movimiento zapatista es uno de los innumerables movimientos sociales existentes en México en 2015 y el más emblemático registro de socialización del poder y de articulación contra el conservadurismo. En este participan más de 600 organizaciones: campesinas, indígenas, estudiantiles, sindicales, entre otras, formando una red de cooperación.

El subcomandante Marcos continúa al frente del movimiento. Él es el portavoz de un modelo de democracia directa y radical experimentado por las cerca de 150.000 personas establecidas en cinco ciudades de la región de Chiapas. Esta población vive del cultivo de subsistencia (café, frijol, maíz, chilli), vende el excedente para la recaudación de fondos y ejerce cotidianamente la auto-gestión, lo que incluye un programa propio de salud, de justicia y de educación. Las escuelas de las comunidades zapatistas, por ejemplo, siguen una metodología particular de enseñanza, que incluye clases del idioma maya. En total, son 27  municipios autónomos rebeldes –los Marez– formados por centenares de pequeñas comunidades articuladas en cinco caracoles: La Realidad, la Garrucha, Oventic, Morelia y Roberto Bairros. Cada comunidad es gobernada por una junta de buen gobierno.

En los últimos años, el movimiento, por medio de internet, estableció conexiones con activistas y simpatizantes en todo el mundo, divulgando su lucha ideológica. Los zapatistas no ambicionan tomar el poder, pero quieren ser una fuerza política, una potente resistencia contra el neoliberalismo y una nueva alternativa de sociedad.

En diciembre de 2012, pocos días después de la toma de posesión del presidente Peña Nieto, del PRI, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional organizó una marcha en Chiapas que reunió a 40 mil personas. Estas marcharon en completo silencio por las calles de los municipios de Ocosingo, San Cristóbal de las Casas, Palenque, Altamirano y las Margaritas. Después de la marcha silenciosa, el subcomandante Marcos divulgó un alerta: ¿Escucharon? Es el sonido de su mundo desmoronando y del nuestro resurgiendo”. En sus declaraciones públicas, el subcomandante reafirma el posicionamiento zapatista de luchar por la reforma agraria y por derechos igualitarios.

 

por admin Conteúdo atualizado em 21/05/2017 23:27