Prebisch, Raúl

Tucumán (Argentina), 1901 - Santiago (Chile), 1986

Raúl Prebisch estudió en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) entre 1918 y 1922 y, en 1923, empezó su actividad docente en esa institución, que mantuvo hasta 1948. Paralelamente desarrolló varias funciones en el gobierno argentino: subdirector de la Dirección de Estadística (1925 a 1927); director de investigaciones económicas en el Banco de la Nación (1927 a 1930); subsecretario de Hacienda y Agricultura (1930 a 1932); consejero, en esos dos ministerios, a partir de 1933 y, entre 1935 y 1943, fundador y primer director general del Banco Central de la República Argentina.

En el sistema de las Naciones Unidas, Prebisch fue secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de 1950 a 1963, y secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) de 1963 a 1969. A partir de 1976 se convirtió en responsable de la Revista de la CEPAL.

Sus primeros escritos se remontan al inicio de la década de 1920, aun antes de graduarse, y pronunció su última conferencia el 24 de abril de 1986, cinco días antes de su fallecimiento, en Santiago de Chile, donde residía. Durante su vida, escribió más de 450 textos, entre libros, informes, documentos, artículos, conferencias y discursos.

Su distanciamiento de la teoría económica ortodoxa se inició en la década de 1930. Ante la continuidad de la gran depresión y el fracaso de la Conferencia Económica Mundial de 1933 –de la que participó como asesor de la delegación argentina–, asumió posiciones keynesianas, que apuntaban a la aplicación de políticas económicas expansivas.

Su adhesión al keynesianismo influyó tanto sobre el Plan de Acción Económica Nacional de 1934 como sobre el proyecto para la creación del Banco Central, que elaboró en el mismo año, y también sobre sus actividades de director del referido banco, que implicaron el abandono de los automatismos asociados al patrón oro y la adopción de medidas anticíclicas. Además, sus cuestionamientos a la teoría tradicional fueron plasmados en las Memorias Anuales del Banco Central, en el libro Introducción a Keynes, y en artículos y conferencias sobre el sistema monetario internacional y el Banco Central argentino.

Prebisch desempeñó un papel decisivo en la concepción inicial de la CEPAL sobre el desarrollo. Fue el principal, o único, autor de los documentos en que ella se inspiró: la Introducción al Estudio Económico de América Latina, de 1948; el Estudio Económico de América Latina, de 1949; el Informe de la CEPAL, de 1951; el Estudio Económico de América Latina, de 1954, y el Informe presentado por la entidad, en 1954, en una reunión del Consejo Interamericano Económico y Social de la Organización de los Estados Americanos (CIES-OEA). Estos materiales cuestionaron el mercado como mecanismo espontáneo de solución de los obstáculos que, interna y externamente, se oponían al desarrollo latinoamericano.

Deterioro de los términos del intercambio

Prebisch postulaba la existencia de una división internacional del trabajo, en la que los países latinoamericanos ocupaban un lugar subordinado y se especializaban en la producción y exportación de materias primas y alimentos. A su vez, las economías centrales, industrializadas, con funcionamiento centrípeto, definían su propio rumbo y el de la periferia, transmitían a ésta los efectos de su comportamiento cíclico y se especializaban en la producción de manufacturas, concentrando los frutos de su progreso técnico y apropiándose de los frutos del progreso de los países atrasados.

En ese esquema desempeñaba un papel central el deterioro de los términos del intercambio, resultado de una tendencia secular de bajos precios relativos de las exportaciones latinoamericanas. El autor registró que, entre 1876 y 1913, los términos del intercambio cayeron de 100 a 85,8 y, entre 1936 y 1938, llegaron a 64,1. En los primeros documentos de la CEPAL, el deterioro de los términos del intercambio se vinculaba al movimiento cíclico, y se postulaba que en la “creciente” los precios primarios subían más que los finales y que en la “menguante” ocurría lo contrario, de manera más acentuada. Por ese motivo, los precios de los bienes primarios, y con ellos los salarios periféricos, tendían a deteriorarse, debido a la menor capacidad de organización y de resistencia de los trabajadores de la periferia con relación a los del centro, por influencia del “excedente poblacional” en nuestros países. Tanto en los documentos iniciales como en los posteriores se enfatizaban aspectos como los menores ritmos de aumento de la demanda de productos primarios con relación a la demanda de bienes finales.

En lo que atañe a los obstáculos internos al desarrollo, lo esencial era la existencia de un residuo estructural de la periferia con relación al centro que, al no ser superado, permitía que los términos del intercambio continuaran deteriorándose. Sus principales expresiones eran la “heterogeneidad estructural” en las economías de la región, resultado de una penetración desigual de la tecnología en los distintos sectores y que generaba el “excedente poblacional”; la incapacidad de las actividades de exportación para dar ocupación a ese excedente; y la escasez de conocimientos técnicos y de capacidades para aplicarlos a la producción, lo que estaba vinculado a la carencia y al mal uso de la capacidad de ahorro de la región y al carácter exógeno de las tecnologías utilizadas.

Para enfrentar esos problemas, Prebisch propuso una activa intervención estatal por medio del planeamiento y del uso de incentivos y desincentivos sobre los agentes económicos. La acción estatal debía encaminarse a la sustitución de importaciones y a la promoción de exportaciones así como a la aplicación de medidas proteccionistas, visto que sólo por medio de ellas se evitaría que la menor disponibilidad de capital y los menores niveles de productividad de los países periféricos empujaran a una industrialización lograda a cuesta del deterioro de los salarios.

Crisis inevitable

Otros análisis relevantes aparecieron en los libros Para una dinámica del desarrollo latinoamericano (1963) y Capitalismo periférico – Crisis y transformación (1981).

En el primero de ellos se argumentaba la existencia, en el inicio de los años 60, de una “insuficiencia dinámica del desarrollo latinoamericano”, que se traducía en su estrangulamiento exterior e interior. Entre los componentes de esa insuficiencia dinámica estaban las disparidades en la distribución del ingreso, lo que exigía la adopción de medidas que permitiesen “redistribuir el ingreso en favor de las masas populares”. Para eso, era “inevitable comprimir deliberadamente, por el Estado, el consumo de los estratos superiores de la colectividad”.

En Capitalismo periférico – Crisis y transformación se postula la presencia inevitable de la crisis en los países latinoamericanos, a medida que el desarrollo va acentuando las contradicciones entre el proceso económico y el proceso político. Se afirma también la imposibilidad de solucionar, en el sistema vigente, la crisis y las fallas del desarrollo y, por consiguiente, la necesidad de su transformación, que debería apuntar a una síntesis entre socialismo y liberalismo económico:

Socialismo en la medida en que no se seguirá empleando el excedente de acuerdo con decisiones individuales y sí decisiones colectivas destinadas a elevar el ritmo de acumulación de capital y corregir progresivamente las diferencias estructurales en la distribución del ingreso. Y liberalismo económico en la medida en que el ingreso, así redistribuido, podrá emplearse libremente en el mercado, de acuerdo con decisiones individuales y también de empresas.

Además, Prebisch retomó la oposición centro-periferia al describir un panorama en el que las relaciones entre los polos acentuaban su carácter desigual, reproduciéndose como un freno para el desarrollo.

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por admin Conteúdo atualizado em 19/05/2017 18:39